El presidente denunció que el Gobierno atraviesa una «embestida de grupos concentrados». También apuntó contra «los profetas del odio» y señaló que «algunos refriegan sus manos cuando la adversidad se cruza».
Después de una semana caliente para los mercados y el dólar en la Argentina, el presidente Alberto Fernández encabezó en la Casa Histórica de Tucumán el 206 aniversario del Día de la Independencia y denunció que el Gobierno atraviesa una «embestida de grupos concentrados».
«En los últimos días se evidenció una embestida de los grupos concentrados poderosos que quieren quedarse con toda la renta, que quieren provocar una devaluación y maximizar sus ganancias con la codicia de siempre», afirmó.
También, el mandatario le mandó un fuerte mensaje interno al Frente de Todos diciendo que no hay «futuro político sin unidad», ante la grave crisis interna que existe entre Alberto y Cristina Kirchner.
«La unidad siempre es el fruto de la disposición de los involucrados por consolidarla. Es un valor que debemos preservar en los momentos más difíciles», expresó.
Y continuó: «Nada sólido se construye si abandonamos nuestros objetivos ante el primer peligro. La historia nos enseña que debemos pelear incansablemente aún cuando la adversidad se nos pare enfrente».
Además, el jefe de Estado alertó que en los tiempos difíciles aparecen «agoreros» que dividen y «siembran el desánimo».
«En los tiempos difíciles asoman los agoreros que dividen y sombran el desánimo sólo en procura de sus mezquinos intereses. Con un pueblo dividido, unos pocos sinvergüenzas ganan y millones se sumergen en la marginación y pobreza», planteó.
Al acto lo acompañaron el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; el jefe de Gabinete, Juan Manzur; varios ministros; así como el titular de la bancada del Frente de Todos en la Cámara baja, Germán Martínez.