Trezeguet: «La gran envidia del fútbol europeo son nuestros jugadores»

El ex delantero habló de su trabajo como dirigente en Juventus y su deseo de aplicar todos sus conocimientos en River para “desarrollar la marca a nivel internacional”.


El nombre David Trezeguet tiene un peso muy importante a nivel internacional. Y cuando son jugadores de la categoría y el renombre europeo parece imposible imaginar que figuras así puedan jugar en el futbol argentino. Sin embargo, sin dejar de lado sus deseos y sueños, el franco-argentino logró hace uno años alcanzar su meta: jugar en River.

Y no solo su deseo se hizo realidad, sino también el de los hinchas del millonario quienes pudieron disfrutar de su calidad con el manto sagrado y en el peor momento de la historia de la institución. Su llegada el club dejó más que demostrado su amor por los colores. Así, con delicadeza, categoría, buen futbol y goles se ganó el cariño de todos. Pero, por diferentes circunstancias de la vida se alejó del mundo River y ahora, “estoy radicado en Italia, trabajando en Juventus desde otro ámbito, ya no como jugador sino más como dirigente. Es un honor para mí”.

“Me preparé con diferentes estudios para aportar en el fútbol argentino”, le contó El Rey David a Federico Seeber en La Burbuja por FM Milenium. Por eso, su experiencia afuera es una motivación para aportar sus conocimientos en el club de Núñez ya que “mi idea es volver a Argentina” y “en River hay proyectos interesantes para hacer. Se hizo bien las cosas en el plano deportivo, pero tiene que desarrollar la marca a nivel internacional”. “Con Gallardo el club recuperó una identidad, pero eso hay que acompañarlo con ingresos. El plan internacional de River no ha estado movilizado”, agregó.

Con tanta diversidad de experiencia de vida y ámbitos futbolísticos, Trezeguet reconoció que muchos lo critican por su idea de “traer el estilo europeo a Sudamérica” pero para él lo mejor es entrelazar y aprender. Así como “la gran envidia del fútbol europeo son nuestros jugadores”, remarcó que “nosotros tenemos que copiar de ellos la organización”.

Entrando en el terreno de su vida deportiva, el ex delantero sostuvo que con el paso del tiempo se da cuenta de todo lo que vivió: “Con sólo 21 años ya había jugado y ganado un Mundial”. Si bien uno de los momentos más difíciles fue en el Mundial del 2006 donde perdió la final por penal ante Italia, el destino le dio un poco de consuelo por otra parte ya que “dos horas después de la final me crucé con Maradona en el hotel y me hizo muy bien en ese momento”.

También recordó su vida y llegada a Italia, donde logró obtener el mayor cariño y reconocimiento, que no fue fácil porque allá “hay un nacionalismo muy fuerte con el fútbol. Si sos extranjero tenes que demostrar para ganarte el respeto”. Además, su llegada a Juventus se dio “después de la final de la Euro 2000 que ganamos con Francia”. Y contra todo eso, tuvo un gran desafío con el número que eligió para jugar: “El N° 17 en Italia es intocable porque es la mala suerte, pero lo agarré igual y me fue bastante bien”.

De igual modo, el trato siempre fue cordial con la prensa y el hincha que lo apodaban Trezegol porque “siempre le tuve admiración a Batistuta”. Pero recién cuando llegó al gol 100 con la Juve sintió “un cambio total y respeto que sólo algunos podían hacerlo”.

Por otra parte, reflexionó sobre los tiempos de los futbolistas cunado comenzó y en la vida de los juveniles de hoy en día porque “hoy los chicos viven el futbol de una manera diferente, yo debuté a los 16 en Primera y no tenía representante”. Y si bien tuvo una evolución rápida futbolísticamente porque “en 1995 me fui como desconocido a jugar a un equipo de Reserva en Francia y en 1998 salí campeón del Mundo” también dejó en claro que le hubiera gustado vestir la camiseta de la Selección Argentina, pero como “no nos permitían tener doble pasaporte y tuve que elegir. Francia me adoptó pero siempre fui claro con ellos sobre mis raíces”.

Más allá de haber vivido en diferentes partes del mundo, no deja de lado su amor por el país sudamericano: “Amo Buenos Aires, me encanta venir acá y tengo una debilidad por Lionel Messi”.

Por último, subrayó que su momento burbuja es “bajar del avión y volver a Buenos Aires y reecontrarme con amigos”.

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