Juez y Negri, como perro y gato; los cafecitos de Uberti en pleno Palermo; Mayans, la carta opositora para abrir el Senado.
Por Jaime Rosemberg para La Nación.
Mucho cambió esta semana con la llegada de distintos ministros al gabinete nacional, luego del cataclismo electoral y la pelea “epistolar” entre el presidente Alberto Fernández y su vice, Cristina Kirchner. Casi todos quienes mudaron en estos días sus pertenencias a despachos vaciados de apuro están identificados con el peronismo clásico, y alejados del cristinismo, tanto en formas como en contenidos. Una prueba de ello es la resistencia de varios de ellos a utilizar el lenguaje inclusivo, tan de moda en las jóvenes generaciones de funcionarios, como lo demostrara el “les pibis” de Lucas Grimson, empleado aún del Ministerio de Salud.
Ya son varias las voces que coinciden en que las cosas empezaron a cambiar, sobre todo, desde lo discursivo: el flamante ministro de Educación, Jaime Perczyk, afirmó en sus primeros encuentros con la prensa que si bien “respetaba” el uso del “todes” y demás neologismos, no lo utilizaba ni lo utilizaría de aquí en más.
Más discretos, desde el Ministerio de Seguridad que encabeza Aníbal Fernández también autorizaron a las fuerzas bajo su mando a desprenderse de un lenguaje que, aseguran, les resultaba incómodo, y al que apelaba la gestión de su antecesora, Sabina Frederic. En voz baja, desde las fuerzas armadas aseguran que sus encargados de comunicación enviaban las informaciones que deseaban difundir a colaboradores de Frederic, cuyos funcionarios “tamizaban” los discursos castrenses y los “adaptaban” a las nuevas tendencias del lenguaje.
“Eso con Aníbal se terminó, cada uno se hace cargo de lo que quiere comunicar”, prometieron fuentes oficiales al tanto del nuevo estilo, más peronista y menos “progre”, y que unifica a muchos de los recién llegados a los puestos de poder. También “alivia” de manera instantánea a los jefes de las fuerzas de seguridad, tan alejados como varios de los nuevos integrantes del gabinete (no solo Perczyk y Fernández) de las nuevas derivaciones del idioma castellano.
Negri y Juez, como perro y gato en la interna de Juntos por el Cambio
Se sabe que en la derrota nadie suele encontrar culpables, aunque en política no todos quedan contentos tampoco en el triunfo. Es el caso de Juntos por el Cambio en Córdoba, dónde Luis Juez y Mario Negri sostuvieron el 12 de septiembre una durísima interna por una banca en el Senado que terminó con la victoria del exintendente cordobés y la derrota del hoy presidente del interbloque de la Cámara de Diputados.
Cuentan fuentes indiscretas que durante la última reunión de las principales cabezas partidarias en el hotel NH, y al lado del gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, Negri se mantuvo callado, alejado de su verborragia habitual, y sin quitar su vista del celular en todo el encuentro. Algunos, con saña, juraron que el experimentado diputado estaba jugando al Candy Crush en lugar de escuchar a sus pares. Tal vez molesto por la presencia de algunos dirigentes que le jugaron en contra, entre ellos el propio Mauricio Macri, o por el lugar secundario que ocuparon varios de los ganadores de las PASO, Juez tampoco estuvo de buen humor, no quiso hablar en la conferencia de prensa posterior y le cedió su lugar a su compañera de fórmula al Senado, Carmen Alvarez.
Mayans, la apuesta de la oposición para volver a sesionar
Dispuestos a retomar la ofensiva para el retorno de las sesiones presenciales, los principales dirigentes de Juntos por el Cambio en el Senado apelaron a un viejo conocido, el formoseño José Mayans, para que convenza a la vicepresidenta Cristina Kirchner, y lograr lo que hace rato ya se está dando en la Cámara de Diputados, es decir, los senadores en sus bancas en vivo y sin pantalla de por medio.
“José, decile a Cristina que si no quiere a (Javier) Milei en veinte puntos en noviembre que abra todo”, le espetaron al senador formoseño, casi el único interlocutor que le queda a la oposición para intentar un acercamiento a la vicepresidenta. Luis Naidenoff (UCR) y Humberto Schiavoni (Pro) son dos de los senadores de Juntos por el Cambio que apelaron a Mayans, porque -aseguran- ”no come vidrio y cuando se tuvo que plantar con Cristina, como en la votación de la despenalización del aborto, lo hizo”, aseguraron desde el bloque opositor, aún sin novedades de la eventual gestión.
El café de un arrepentido en Dandy
Estuvo prófugo, se entregó y confesó. Luego fue liberado. Y ahora se lo puede ver en el café Dandy, de Avenida del Libertador, con saco a cuadros y cierto nerviosismo que parece haberse impregnado en su carácter. Se trata de Claudio Uberti, quien reconoció que cuando estuvo a cargo del Órgano de Control de las Concesiones Viales recaudó en forma constante dinero del sistema de corredores. También estuvo involucrado en el caso de la embajada paralela en Venezuela. El kirchnerismo siempre temió que abriera la boca. Finalmente lo hizo. Y tras su arrepentimiento, Uberti volvió a las confiterías.