Su súplica fue captada en los últimos segundos de audio en la grabadora de voz de la cabina. «¡Dios es grande!», dijo el experimentado aviador.
Tres aviones Boeing 737 MAX 8, en tierra, en el aeropuerto de Shangai, ChinaTres aviones Boeing 737 MAX 8, en tierra, en el aeropuerto de Shangai, China Fuente: AFP
El mayor fabricante mundial de aviones, Boeing, enfrentaba hoy una creciente serie de obstáculos para que su inmovilizada flota de aparatos 737 MAX vuelva a levantar el vuelo, luego que emergieron escalofriantes detalles de un accidente en Indonesia similar al de hace diez días en Etiopía.
Los expertos sospechan que un sistema automatizado que rectifica el ángulo de inclinación del morro del avión podría estar implicado en ambos casos, al frustrar los intentos de los pilotos de corregir la trayectoria mientras sus aviones caían.
No obstante, son enfáticos al señalar que la investigación no está completa y que las acciones y la formación de los pilotos serán analizados en detalle.
El siniestro del 10 de marzo del vuelo 302 de Ethiopian Airlines sacudió a la industria mundial de la aviación y sembró dudas sobre el modelo que Boeing pretendía convertir en su estándar durante las próximas décadas, ante los parecidos con la tragedia de un Lion Air en Yakarta en octubre. Entre ambos accidentes perecieron 346 personas.
Hoy se supo que el pasado 29 de octubre mientras transcurrían los segundos finales del vuelo indonesio, el piloto entregó los controles a su copiloto y recorrió con celeridad las páginas del manual técnico, tratando de averiguar qué estaba pasando.
«Es como una prueba en la que hay 100 preguntas y cuando se cumple el tiempo solo has respondido a 75», dijo una de las fuentes con conocimiento de las grabaciones de cabina. «Entonces entras en pánico. Se te acabó el tiempo».
Luego, cuando la nariz del vuelo 610 de Lion Air se dobló repetidamente hacia abajo, Harvino, el copiloto, comenzó a orar. Su súplica fue captada en los últimos segundos de audio en la grabadora de voz de la cabina. «¡Dios es grande!», dijo Harvino, un experimentado aviador indonesio, y luego recitó un versículo en el que le pedía a Dios que le conceda un milagro.
Pero no hubo tal milagro. Y el nuevo Boeing 737 Max 8 se lanzó al mar de Java en Indonesia después de 12 minutos de vuelo.
Boeing, con sede en Chicago, prometió una rápida actualización del software de vuelo automático para el avión, pero destacados reguladores de Europa y Canadá quieren obtener garantías por sí mismos, más que confiar en los análisis estadounidenses.
Canadá y la Unión Europea dieron marcha atrás a su confianza previa en las evaluaciones de la Administración Federal de la Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) y buscarán ahora sus propias garantías sobre los aviones MAX, lo que complica las esperanzas de Boeing de poder reanudar sus operaciones pronto en todo el mundo.
Los reguladores quieren estar absolutamente seguros sobre el nuevo sistema de control de vuelo automatizado de Boeing, conocido como MCAS (Sistema de Aumento de Características de Maniobra, por sus siglas en inglés), y de que los pilotos están bien entrenados para manejarlo.
«Nuestra credibilidad como líderes de la aviación se está viendo dañada», escribió Chesley Sullenberger, un piloto estadounidense que saltó a la fama hace una década tras lograr posar un avión en el río Hudson, salvando la vida de las 155 personas que iban a bordo.
Fuente: La Nación