Por ahora, forzar la polarización con Cristina no ha sido una idea tan exitosa.
La abrupta y veloz suba del dólar tiene un origen político: las encuestas que posicionan a Cristina como una eventual ganadora en las próximas elecciones.
También refleja el negativo impacto económico que genera la actual estrategia electoral del Gobierno de “levantar” la figura de la expresidenta para polarizar con el kirchnerismo en los comicios.
La inacción del Banco Central le agregó además una dosis de misterio: ¿qué quiere hacer la Casa Rosada con el dólar?
En el mercado se insiste en que la ausencia de intervención del Banco Central proyecta un nuevo dólar de equilibrio de 18 pesos.
Este es el diagnóstico del movimiento empresario argentino y la conclusión que existe en Wall Street.
Igual, todos coinciden en que hay un problema mayor y de fondo: la decisión oficial de no instrumentar medidas que permitan corregir los fuertes desajustes macroeconómicos.
Con ese telón de fondo, sostienen que la coyuntural turbulencia es sólo generada por el ruido político.
Los líderes del influyente Grupo de los 6 se autoconvocaron para tratar la cuestión. El encuentro se hará en ADEBA el miércoles próximo, aunque la confirmación final está sujeta a una respuesta de Luis Etchevehere. Los jefes de la industria, la banca y el comercio quieren hablar, en la cumbre, de 2 cuestiones:
1) la incertidumbre que genera la política cambiaria del Banco Central y
2) el ruido que le meten a la economía las crecientes chances electorales de Cristina.
Para los hombres de negocios, la decisión de la Casa Rosada de “fogonear” a Cristina condiciona el futuro.
Si gana, será un golpe durísimo a los cambios económicos que impulsa Mauricio Macri y si aun perdiendo consigue entrar en el Congreso, complicará todo hasta el 2019.
Similar criterio se evalúa en el exterior. JP Morgan y el Citi emitieron informes reservados alertando sobre la situación política.
Morgan Stanley lo dijo con todas las letras: la Argentina no puede ser recategorizada hasta no conocer qué rumbo final tendrá la política.
Así la Casa Rosada, por ahora, se cocina en su propia salsa. Por su estrategia electoral enfrenta una incómoda escalada del dólar a semanas de las elecciones y obliga al BCRA a subir las tasas de interés otra vez.
En otras palabras: justo cuando en las vísperas del comicio el dólar va a calentar los precios y la tasa a enfriar la incipiente reanimación. ARBA, por ejemplo, anunció ayer un aumento de la recaudación del 40%.
Los hombres de negocios admiten que el Gobierno –desde el inicio– nunca contribuyó a fondo para acelerar las denuncias por corrupción contra Cristina. Y también que, a excepción de Elisa Carrió, siempre la prefirió a mano para confrontar.
Fruto de esta estrategia hoy la ex presidenta está al tope de algunas encuestas, a pesar de tener 3 procesamientos por corrupción.
La laxa actitud del Gobierno hacia ella generó cortocircuitos. El Club Político Argentino, que le aportó varios funcionarios a la Casa Rosada, enfrenta una fuerte crisis por la renuncia de integrantes importantes decepcionados con el oficialismo.
Y hasta sonó poco menos que estrafalario el mecanismo que Jaime Durán Barba usó para alentar la candidatura. La elogió en público y vaticinó que tenía un piso de votos del 25% y un techo del 40%.
Cristina, cuando era presidenta, eligió también a Mauricio Macri para polarizar.
Ahora el Presidente quiere confrontar solo con Cristina.
Ambos prefieren tener los beneficios que en el corto plazo da la peligrosa grieta social. Pero ya las primeras encuestas de campaña generaron cautela: Cristina entraría en el Congreso y hasta podría ganarle la Provincia.
El dólar –claramente- inició un sostenido crecimiento el 26 de junio, el primer día hábil después de que se confirmara la candidatura de Cristina. Hace 9 jornadas que no para de subir y acumula una suba del 6,2%. Ayer cedió unos centavos, pero terminó arriba.
El tipo de cambio estaba rezagado y un ajuste en su valor era bienvenido para la economía.
El Central fue responsable de ese retraso que benefició la bicicleta financiera. Aun con la suba, en lo que va del año las ganancias de los banqueros llegan al 7%.
Esa estrategia de Federico Sturzenegger generó fuertes enfrentamientos con los 7 ministros del área económica, incluido el poderoso Mario Quintana.
Ahora el Gobierno unificó el discurso: críticos del BCRA, como Rogelio Frigerio y el propio Luis Caputo, acompañan la decisión de mejorar el tipo de cambio.
Pero nadie entiende la “velocidad” que le imprimió Sturzenegger a esa actualización.
Otra vez el jefe del Central se dejó llevar por “dogmas” y no por la flexibilidad que la entidad necesita para domar a la economía argentina.
Se negó a intervenir en el mercado y hacer gradual la suba del dólar. Ya había fracasado con su inflexible pauta de inflación y Mauricio Macri –como adelantó Clarín– trabaja desde hace 2 meses con otra proyección: la del 20%.
Pero el abrupto salto del dólar, la remarcación de las naftas y el aumento de varios servicios hacen trepar la estimación al 22%.
Lo increíble es el motivo que habilitó el naftazo: con el aumento del 7%, el Gobierno quiere mejorar las cuentas públicas y acrecentar la recaudación fiscal.