Una semana después de recibir perpetua por matar a su esposa, el empresario dio una tenebrosa charla desde la cárcel.
Desde la Unidad B del penal 46 de San Martín, Fernando Farré fue entrevistado por Infobae aportando detalles de aquel día que terminó sentenciando su cadena perpetua al asesinar a su esposa Claudia Schaefer. También habló de su relación con otras mujeres y su convivencia con los los presos, entre chistes macabros que hizo durante la charla.
Fragmento de la entrevista:
«Yo asesiné a mi mujer, la madre de mis hijos. De un acto que no fue a sangre fría, pero que ocurrió. ¿Qué pasó? No lo sé. No tengo explicaciones. Yo no me sentía yo. No me sentía responsable. Evidentemente no sabía lo que hacía. No voy a premeditar hacer esa barbarie. Que me acusen de eso me pareció irritante», comenzó el femicida.
-¿Cómo se lleva con los otros presos? En la unidad penal donde está hay un 70% de abusadores. ¿Sabía?
-Bien. Me respetan. Acá hay violadores, es cierto. Hay de todo. Pero me respetan. Yo soy muy tranquilo, generoso y no soy un abusador de niños. Algunos presos me dicen «mataconcha», pero es un tema de la cárcel. No te diría que hay respeto. Pero el preso entiende a una persona que se le borra la cinta.
-¿Qué es eso?
-Que se te borra la cinta. Acá les pasó a muchos. La memoria. Hay muchos abusadores, muchos en los pabellones de Evangelistas que se refugian. Yo no me tengo que refugiar de nada.
-¿Se siente protegido en la cárcel?
-Y sí. Si salgo la gente me lincha.
-Vivió en las mejores ciudades del mundo. ¿Le pesa estar encerrado?
-Es muy distinto. Acá miro la tele con los presos. Fútbol, las series de cárceles, como El Marginal. Afuera yo era otro, miraba Netflix y House of Cards (se ríe). Es cierto lo que se ve en esas series. Cómo hablan acá. Yo hablo español, inglés, francés, italiano, portugués y acá hablan tumbero. Yo hablo un poco así con ellos. Ellos saben que convido yerba, cigarrillos, pero no le estoy pagando la fianza a nadie. Otros ponen un montón de guita para vivir bien, pero yo decidí ser uno más. Mucho jogging, zapatillas. Cuando voy a Sociología me visto un poco más formal.
-Antes dijo que se le borró la cinta. ¿Hace esfuerzos por recordar el mediodía del 21 de agosto de 2015 cuando mató a Claudia?
-Hago esfuerzos pero no tengo visión. Escuché un helicóptero, después vi caras de policías, después recuerdo mi mano toda tajeada e hinchada. Me había cortado a mí mismo. Mi mano es chica pero parecía una zapatilla.
-¿Cómo se ve viviendo acá hasta al menos los 70 años, cuando tenga la posibilidad de pedir prisión domiciliaria?
-La vida me puso acá. Si es por mí que me cuelguen mañana. Si veo que puedo seguir viviendo y estar vivo por mis hijos, ellos saben que su padre existe.
-Usted perdió la patria potestad. Sus hijos firman con el apellido de su madre. ¿Aspira a que ellos quieran verlo?
-Creo que puede llegar ese momento. Y si tengo que vivir acá me chupa un huevo. Ya viví en París. Me chupa un huevo. Acá hay seres humanos. Yo no había visto esto. No sabía cómo vivía la gente en San Martín. Yo no salía de Recoleta, Nueva York. Jamás vi la cárcel de San Martín. No era parte de mi realidad. Yo usaba el VIP del VIP de Ezeiza. Me cruzaba con Ricardo Fort, con Vargas Llosa. Vivía en otro mundo. Esta realidad nueva me fascina, quiero ayudar.
-¿Le afecta la condena social?
–Es impresionante que algo tan privado, como una tragedia familiar, indescriptible, privada, haya tenido esta trascendencia. Jamás hubiera imaginado asesinar a nadie. Yo era una persona trabajadora, disfrutaba cierto placeres de una buena vida, tenía una buena pareja, lindos hijos, era buen compañero.
FUENTE: INFOBAE