Es según cifras del Ministerio de Salud bonaerense, y el porcentaje supera la media nacional. Esto les trae problemas a los menores para recibir asistencia en los centros de salud y también para que sus padres los puedan inscribir en la escuela.
Del hospital la mandaron al Registro Civil. Y del registro al hospital. Una y otra vez. Que falta un papel, un sello, una firma. No le pasó con una nena, sino con dos. Anabella Olmos (23) es mamá de Xiomara (3) y Amalia (1). Ella le cuenta a Clarín que intentó anotarlas pero que, por haberlas tenido en su casa, se le complicó. Por eso, viven como NN. “Para el Estado mis hijas son invisibles, no tienen derechos. Hice todo para darles su DNI y no lo logré, me genera mucha impotencia”, comparte Olmos. En la misma situación se calcula que viven 56.649 chicos de hasta 13 años (el 0,6%), según datos de 2016 del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA y el Renaper. Hasta el año de vida, el porcentaje es mayor: alcanza al 3,8%. Al cruzar cifras de nacimientos y niños registrados en la Provincia, surge que en este territorio hay un niño indocumentado cada 21 nacimientos. Más de 13 mil por año (4,7%).
La ONG Iadepp, que asiste a personas sin documento, alertó sobre este problema en base a cifras oficiales, del Ministerio de Salud bonaerense. Durante 2016 nacieron 271.496 personas. Sin embargo, en los registros de la Provincia figuran 234.997. En 2015, hubo 286.849 nacimientos, pero sólo 251.042 fueron anotados allí. “Si vamos unos años más atrás, pasa lo mismo. Si bien en algunos de estos casos los chicos terminan inscriptos en Capital (cuando las madres tratadas en Provincia tienen su parto en la Ciudad), por lo menos un tercio de estos niños no quedan registrados y se transforman en nuevos indocumentados”, explica Jorge Álvarez, de Iadepp.
La inscripción de los chicos debe hacerse antes de los 40 días de vida. Sin embargo, no siempre el trámite se concreta a término. Hasta los 12, por un decreto que se renueva año a año, los padres pueden (o deberían poder) anotar a sus hijos sin necesidad de judicializar los casos. Pero el procedimiento, que se supone que es sencillo, puede tornarse complejo. Los afectados por las “fallas” y la burocracia estatal suelen pertenecer a los sectores más vulnerables, “ese es el denominador común de los indocumentados”, señala Álvarez.
FUENTE: CLARIN