El expresidente está en París y regresará en septiembre; distintos sectores de la coalición opositora cuestionan su liderazgo.
Por Jaime Rosemberg para La Nación.
Para algunos, el viaje de Mauricio Macri por un mes a Europa en pleno contexto de coronavirus se trata de un error político imperdonable. Para otros, de una jugada con su sello de seguir mostrando que es el líder de la oposición. Para los propios, es un derecho como exmandatario a repartir su tiempo luego de veinte años dedicados a la función pública.
El inesperado viaje del ex presidente Macri a Francia y Suiza, criticado sin piedad por el kirchnerismo, continúa generando tensión en Juntos por el Cambio. Más allá de que -salvo excepciones como el cordobés Luis Juez- nadie lo criticó en público, no son pocos los que, desde la UCR, la CC-ARI y el mismo macrismo, consideran que el destino europeo del ex mandatario en plena pandemia perjudica al espacio en su disputa político-mediática con el Poder Ejecutivo, y le da argumentos a quienes, como lo dijo con ironía el diputado Máximo Kirchner, el exmandatario «es mejor turista que Presidente».
La incomodidad es palpable en los «dialoguistas» de Pro como Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, que no hablaron pero que tampoco dan órdenes de defender a su histórico jefe político. «Ni Horacio ni María Eugenia van a hablar, pero (el viaje) no estuvo bueno como mensaje.
En otro contexto, tal vez pasaba desapercibido, pero la gente la está pasando realmente mal acá. De todos modos, él nunca fue un político tradicional, a mucha gente le gusta verlo en revistas del corazón paseando por Europa, con (Daniel) Scioli pasaba lo mismo», resumió uno de los voceros de ese sector, en el que de todos modos creen que «los más perjudicados» son los incondicionales del ex mandatario, como Guillermo Dietrich, Hernán Lombardi, Fernando de Andreis o-en menor medida la titular de Pro, Patricia Bullrich, que «no pueden explicar» un viaje del que muchos dirigentes se enteraron leyendo los portales de noticias. Ni Rodríguez Larrea ni Vidal ni mucho menos otros referentes del espacio acataron la «orden» de Macri antes de viajar: que salieran a «defender» su gestión, también en materia económica.
Malestar en la UCR
Enojados con Macri, están muchos radicales que responden a la conducción del exgobernador mendocino Alfredo Cornejo, y que pretenden continuar en la coalición pero con un liderazgo «más horizontal». «Hace macanas y después, desde París, se queda con la marca del comunicado opositor. Sus mensajes son contradictorios, ratifica que está con nosotros y a la vez que se va de vacaciones cuando quiere. Y le encanta», definió con indisimulado enojo a LA NACION uno de los radicales más importantes en Juntos por el Cambio.
Los leales a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, despegados de Pro pero dentro de JxC, también prefieren no atacar en público al exmandatario, aunque cuestionen de manera sutil su liderazgo en la nueva etapa. «Ya sabíamos que asumía un cargo en la FIFA hace cuatro meses. ¿Lo iba a manejar por zoom? ¿Por qué le damos tanta importancia a la vida privada de los expresidentes?», afirmó el ex diputado Nicolás Massot, leal al ex presidente de la Cámara de Diputados.
Desde el «ala dura» y desde el entorno del ex presidente coinciden: Macri decidió darle más tiempo a su «vida privada» y a sus compromisos en la FIFA, pero está lejos de despegarse de la actividad política.
«Me llama tres veces por día, incluso de madrugada», afirmó uno de sus leales, quien descarta algún encuentro próximo con el presidente francés Emmanuel Macron, «porque fue a hacer cuarentena a Francia, y las reuniones que va a tener son con (Gianni) Infantino y los dirigentes de la FIFA en Suiza». El diálogo con Bullrich y otros dirigentes del espacio es «permanente» afirmaron otras voces cercanas al ex mandatario, reafirmando que Macri está «enchufado, quizá más de lo que quisiera su familia» y lejos de querer dar un paso al costado.
Luego de su fugaz y criticado primer paso por un hotel cinco estrellas de París, y según pudo saber LA NACION, Macri encontró un lugar más discreto de la mano de dos amigos cercanos, Calilo y Nathalie Sielecki, en la capital francesa. Sabedor de las críticas que se hacen en su ausencia, y atento a la «persecución judicial» en su contra-sigue con atención las novedades de la causa del Correo, antigua concesión de su familia-sigue repitiendo lo que expresó en la última entrevista con Alvaro Vargas Llosa: «está» y «estará» en el lugar con su coalición «y la gente» le dé durante los próximos años.