El Gobierno prevé que el índice de pobreza estará entre 45 y 50% cuando termine la pandemia

La cuarentena dispuesta para evitar el avance del coronavirus hizo que el número de personas que asisten a comedores subiera de 8 a 11 millones.


Por Jaime Rosemberg para La Nación.

El presidente Alberto Fernández arriesgó, días atrás, una suba del 10 por ciento en el índice de pobreza, relacionada con los devastadores efectos económicos que trae consigo la cuarentena como combate al coronavirus. Por lo bajo, y sin querer confirmar una cifra, cerca suyo hablan de «entre un 45 y un 50 por ciento de pobres» como escenario posible cuando la pandemia haya pasado.

Lo cierto es que la pobreza -el índice, pero también sus consecuencias sociales- y las herramientas para mitigarla, son el eje central de la preocupación del Gobierno. La implementación de las anunciadas medidas de alivio para empresas grandes, pymes y monotributistas (muchos de ellos sin ingresos desde el 20 de marzo, día de inicio de la cuarentena) atravesó la reunión del gabinete económico, que encabezó desde las 10 y por espacio de varias horas el jefe de gabinete Santiago Cafiero , y de la que participaron su vicejefa, Cecilia Todesca ; los ministros Martín Guzmán (Economia), Claudio Moroni (Trabajo), Nicolás Trotta (Educación) Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Ginés González García (Salud), más los titulares de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont , y del Banco Central, Miguel Pesce, todos en el Salón de los Científicos de la Casa Rosada.

Sin estimaciones concluyentes sobre el número final, la Casa Rosada pone especial y diaria atención en índices clave, como la suba de pedidos de alimentos, registrados desde que comenzó la cuarentena.

El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo , le confirmó al Presidente que la cantidad de personas que asisten a comedores y merenderos de todo el país subió de 8 a 11 millones y que las cifras pueden bajar o subir de manera leve, pero se mantienen. «Está la gente que iba a los comedores siempre, los que iban de vez en cuando y ahora empezaron a ir todos los días, y los que nunca iban, que se quedaron sin ingresos y empiezan a necesitarlo», resume una fuente oficial. En voz baja, desde despachos importantes aseguran que el 35,5 por ciento de pobreza y 8 por ciento de indigencia difundida por el Indec a principios de mes (números que corresponden al segundo semestre de 2019) se «quedan cortos» ante el complejo panorama actual y el que se avecina. Más aún, estimaciones extraoficiales ya hablaban de un 38 por ciento de pobreza en el último trimestre del año pasado.

El Indec, que dirige el exdiputado Marco Lavagna , tendrá listos los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del primer trimestre de este año en los próximos días. «Va a tomar en cuenta el período previo a la cuarentena», estiman fuentes oficiales, y aseguran que el verdadero salto en el índice se daría en el segundo trimestre, con cuarentena incluida. La situación no es uniforme en todo el país: en la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el último índice de pobreza alcanzó el 22,3, mientras que en las provincias del norte del país la cifra estuvo muy por encima del promedio. Formosa y Chaco, por caso, superan el 40 por ciento.

En la Casa Rosada afirman que el millonario paquete de ayuda -que incluye el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para 8 millones de beneficiarios, los créditos a tasa 0 para monotributistas y la asistencia a las empresas para el pago de parte de sus sueldos (plan ATP)- tiene como objetivo «tener a raya» el índice de pobres «cuidando los empleos», a las pymes y al sistema productivo en general. «Ahora pudo haber subido la pobreza y bajado la indigencia por el IFE. Y las últimas medidas, que fueron dirigidas a la clase media, pueden ayudar a que ese índice de pobreza baje», explicó un funcionario. Aparece, a pesar de la multiplicidad de planes, un «agujero negro» difícil de abordar: la de los millones de argentinos no registrados, integrantes de la economía informal. «No sabemos cómo llegar para ayudarlos», reconocía un hombre cercano al Presidente.

«Prefiero tener el 10 por ciento más de pobres y no 100.000 muertos en la Argentina», dijo el Presidente hace diez días en una entrevista con Perfil. «De la muerte no se vuelve. En cambio, de los problemas económicos, sí», afirmó. Y recordó que en 2002 «la economía había caído 11 puntos, con un 11 por ciento de caída del PBI, 57 puntos de pobreza y 25 puntos de desocupación». Fernández dijo que esa fue la situación que heredó y «superó» el gobierno de Néstor Kirchner, del que fue jefe de gabinete.

«Todo eso se puede recuperar, lo que no puedo recuperar es una vida», destacó, en defensa de la cuarentena obligatoria que con seguridad se extenderá desde el domingo próximo.

En la misma línea, uno de sus funcionarios dijo a LA NACION que «la pobreza a nivel nacional puede saltar diez puntos tranquilamente», pero que esa situación «se puede remontar de manera rápida con el retorno de la actividad». Admitió, no obstante, que «varios sectores van a quedar rezagados».

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