Después de una jornada caótica, el Diez fue enterrado en el cementerio de Bella Vista

Un grupo de 30 personas participó del sepelio. Fue tras un velatorio convulsionado y un frenético traslado a su última morada.


Los restos de Diego Maradona llegaron apenas pasadas las 19 al Cementerio Jardín de Bella Vista, a 40 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, donde fue sepultado junto a los de sus padres, «Doña Tota» y «Don Diego», fallecidos en 2011 y 2015 respectivamente.

Rodeado por efectivos de la Policía Federal y la Gendarmería Nacional, el coche fúnebre que llevaba el féretro de Maradona quedó atascado en una de las colectoras cuando intentó retomar y subsanar su error de conducción.

Eso provocó, incluso, que los fanáticos agolpados a un costado de la autopista pudieran llegar hasta al lado del automóvil e incluso tocar el vidrio donde está el féretro, algo que se había evitado durante todo el resto del trayecto.

Caos en la Casa Rosada

El velatorio de Diego Maradona tuvo que ser suspendido súbitamente este jueves a la tarde a causa de los incidentes registrados en cercanías de la Plaza de Mayo y a lo largo de las filas que por cuadras formaron sus admiradores para despedir al astro, dijeron fuentes oficiales.

La decisión fue tomada por la familia de Maradona cerca de las 15.15, cuando se produjo un desborde de público con el ingreso de cientos de personas a la capilla ardiente que desbordaron al personal de seguridad, lo que hizo temer por los familiares y amigos de Maradona.

En un lapso de 10 minutos, el personal de seguridad de la Casa Rosada cortó el acceso de la gente desde la Plaza de Mayo e hizo salir a la gente hacia el Patio de las Palmeras y luego al exterior de la sede gubernamental.

El féretro de Maradona fue trasladado desde el Hall Central hacia al Salón de los Pueblos Originarios, que quedó reservado para una ceremonia íntima.

Más allá de lo sucedido en la Casa Rosada, los primeros incidentes se reportaron en el cruce de la Avenida de Mayo y Nueve de Julio, donde la Policía de la Ciudad reprimió a quienes hacías filas para llegar la sede del Gobierno.

Allí se vieron corridas, detenciones y disparos de gases lacrimógenos, lo cual llevó al ministro del Interior, Eduardo Wado De Pedro, a exigir al jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que ponga freno a la represión.

En un principio el velatorio se iba a desarrollar hasta las 16, pero luego se amplió hasta las 19. Sin embargo, la despedida popular tuvo que ser suspendida tras los incidentes.

Según fuentes oficiales, a las 14.30, cuando ingresó a la Casa Rosada la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el personal de seguridad cerró las puertas del edificio.

A las 15.15, se volvió a permitir el ingreso del público, ya cuando se había anunciado que el velatorio terminaría a las 19 y la concentración de público se hacía cada vez mayor, y se produjo el desborde.

Paralelamente, la Casa Rosada fue blindada en su perímetro por un cordón policial y un fuerte retén del cuerpo de Infantería por la entrada principal de Balcarce 50.

Cerca de las 14, la policía de la Ciudad cortó el acceso de público en la intersección de Bernardo de Irigoyen y Avenida de Mayo, retén inicial de acceso al velatorio, y allí se registraron los primeros incidentes.

Más tarde, los disturbios se trasladaron al sector vallado, comprendido entre ese punto y la Casa de Gobierno, donde se registraron corridas, gases lacrimógenos y detonaciones de balas de goma.

Luego de más de tres horas de corridas e incidentes afuera y dentro de la Casa Rosada, la familia de Maradona decidió finalizar el velatorio e iniciar el cortejo, mientras los fanáticos no dejaban de gritar sus típicas canciones de cancha en homenaje al último gran ídolo del deporte argentino.

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