Los chalecos amarillos y grupos anarquistas salieron a la calle para volver a desafiar al gobierno de Emmanuel Macron y chocaron con los efectivos policiales.
Las movilizaciones del 1 de mayo en París se transformaron en una ola de violencia: Los chalecos amarillos y grupos anarquistas se volvieron a manifestar en contra del gobierno de Emmanuel Macron y se produjeron enfrentamientos con los efectivos policiales, por lo que hay al menos 165 personas detenidas.
A pesar del anuncio de una baja en los impuestos de la clase media, la tensión en Francia no disminuye y se estima que más de 100 mil personas participan de las marchas, por lo que se dispuso un fuerte operativo policial compuesto por más de 8000 agentes.
Los disturbios comenzaron cuando un grupo de encapuchados comenzó a agredir a la Policía con piedras, que respondió con gases lacrimógenos. Ya en la previa de las movilizaciones, 88 personas habían sido arrestadas y se secuestraron todo tipo de elementos cortantes y armas.
Los movimientos sindicales partieron desde la Plaza de Italia y llegaron hasta el centro de París, donde se vivieron los principales incidentes. Los grupos más violentos son conocidos como “black blocks” y, según el ministro del Interior francés, Christophe Castaner, se trata de entre 1000 y 2000 “activistas radicales”.
Macron había pedido el martes que la respuesta a estos “black blocs” sea “extremadamente firme” en caso de violencia, tras los llamados en las redes sociales a transformar París en la “capital de los disturbios”.