Fernández impulsará esta semana la reforma judicial: «Reconstruiremos el fuero federal»

El Presidente dijo que planteará un «reordenamiento que va mucho más allá» de los tribunales de Comodoro Py y habló de posibles cambios en la Corte.


El presidente Alberto Fernández adelantó que esta semana enviará al Congreso la reforma judicial, una de las propuestas que hizo el 1° marzo en la apertura de sesiones ordinarias. Explicó que impulsa «la reconstrucción del fuero federal» y que el plan «va más allá» de los tribunales de Comodoro Py en los que se investigan causas de corrupción de funcionarios, entre ellos la vice Cristina Kirchner. Además habló de posibles cambios en la Corte Suprema.

El mandatario indicó que el proyecto que impulsa «ordena a la justicia federal de todo el país para que empiece a funcionar de otra manera» y contempla la creación de «más tribunales, más fiscalías, más defensorías, más tribunales orales». «Vamos a reconstruir el fuero federal», planteó.

Aseguró que «ningún juez» perderá las causas que tienen a su cargo y que su «mayor preocupación» es que nadie considere que la iniciativa es «para garantizar la impunidad de Fulano o Mengano». «Las reglas del debido proceso están absolutamente garantizadas», afirmó.

Señaló que se trata de un proyecto «tan ambicioso como necesario» porque, en su consideración, «la justicia federal se ha exhibido con un funcionamiento defectuoso». Planteó que la reforma «tiene una ley que ordena a la justicia federal de todo el país para que empiece a funcionar de otra manera».

Explicó que se propuso «hacer un reordenamiento de todo el sistema» y que espera enviarla esta semana al Congreso. Dijo que el cambio que plantea es «en toda la justicia federal nacional, con el propósito de que eso funcione bien».

Adelantó que una de las cuestiones que incluye el proyecto es la unificación de los fueros federales y que avanzará en «el traspaso de la justicia ordinaria a la justicia de la Ciudad, que es algo que está pendiente».

Aclaró que «hay una serie de problemas» que deben abordar. «Ejemplo: ¿la Corte Suprema está funcionando cómo debe? ¿Para funcionar mejor hay que ampliar o no hay que ampliar la cantidad de jueces? ¿Hay que dividirlos en salas? ¿Cuándo tiene que intervenir la Corte Suprema? Eso es revisar el recurso extraordinario», afirmó en una entrevista.

Dijo que también se revisará el funcionamiento del Consejo de la Magistratura, del Ministerio Público y que avanzarían con la implementación del juicio por jurados. El análisis estará a cargo de un Consejo que lo asesorará durante 60 días.

Criticó que el Poder Judicial «tiene cierta forma conservadora que resiste a los cambios» y calificó al sistema actual como «un engendro donde siguieron coexistiendo los juzgados de instrucción con los tribunales orales para que los jueces de instrucción no pierdan el poder que tenían».

Se mostró a favor de avanzar en la implementación del sistema acusatorio, que ya rige en algunas provincias y que le otorga mayor poder a los fiscales en la investigación. Además dio a entender que impulsará el juicio por jurados. «¿Lo vamos a poner alguna vez en Argentina? Yo tengo opinión formada, no importa mi opinión pero sí quiero que el Consejo se expida», afirmó.

Dijo que la experiencia le demostró que «los jueces también son muy influidos por los medios y por el contexto» y que en su consideración «es mucho más difícil influir a doce personas que a una, y por ahí el juicio por jurados es una solución».

«Revisaría la ley del arrepentido»

Anticipó que «revisaría la ley del arrepentido», que permite reducir la pena a toda persona imputada que brinde información comprobable sobre casos de corrupción y que fue clave en el avance varias causas que protagonizan exfuncionarios kirchneristas.

Dijo que nunca estuvo de acuerdo con esa norma, que «el concepto del arrepentido es en el Derecho Penal el confeso» y que «no hacía falta crear una figura del arrepentimiento». «Hay gente que genuinamente se arrepiente y confiesa su delito», planteó.

Consideró que el sistema del arrepentido «puede generar una enorme perversión de incentivar a alguien a decir lo que no ocurre tan sólo para poder sentirse liberado» y que se debe repensar «la utilidad de esa norma».

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