¿Cuánto oxígeno generan los Bosques de Palermo? Beneficios de los árboles urbanos ante el Cambio Climático
por Marcelo Ferrero (*)
Los expertos del CEDyAT solemos recorrer los “Bosques de Palermo” varias veces al mes con distintos objetivos: ecológicos, didácticos, sociales, deportivos y también buscando esparcimiento saludable. Con unas 80 hectáreas, es uno de los más grandes espacios verdes de Buenos Aires. Estos espacios verdes son los remansos que nos permiten vivir armoniosamente en la ciudad, ya que cumplen diferentes funciones, algunas muy conocidas como equilibrar nuestra psiquis al amortiguar el ruido del transito, brindar un lugar para el juego, facilitar el escurrimiento de las aguas, fomentar nuestra sociabilidad, disminuir la temperatura que retienen las construcciones, revertir o minimizar la contaminación atmosférica y ser una suerte de “fábrica de oxígeno” constante en uno de los barrios más poblados de la Ciudad.
Para nosotros es muy valioso el análisis de Sonia Berjman, una de las más importantes historiadoras del paisajismo argentino: “Aún cuando la acción pionera de Prilidiano Pueyrredón incorporó la vegetación a nuestras plazas en la mitad del siglo XIX fueron los médicos higienistas quienes, hacia 1870, alertaron sobre la necesidad de contar con apropiados espacios verdes públicos para contrarrestar los problemas de la creciente ciudad- detritus, aires viciados, construcciones, falta de sol, tránsito- que se iba alejando del campo circundante. Ese cambio, del modelo español de plaza seca al francés con verde introdujo la naturaleza en el espacio público urbano. Así, la plaza se convirtió en el jardín del barrio y el gran parque en el jardín de la ciudad. La mayoría de nuestros paseos surgieron para sanear sitios degradados como huecos, basurales, mercados de carretas, mataderos, cementerios, etc. Pero también con el objeto de brindar un paisaje grato a los ojos y un espacio para satisfacer las actividades lúdicas. Es decir, nacieron bajo la consigna del urbanismo francés novecentista: higiene, adorno y recreación para todos por igual”.
Los Bosques de Palermo se inauguraron en 1875. A partir de 1892, el encargado de las numerosas reformas y ampliaciones fue Carlos Thays -el principal de los paisajistas que trabajó en Argentina a finales del siglo XIX y principios del XX-.
En el parque se encuentran dos lagos artificiales. Se calcula que los bosques cuentan con un inventario estimado de 15.000 árboles, muchos de los cuales son tipas, eucaliptos, talas y ombúes. Dentro del parque, en la Plaza Holanda, se ubica El Rosedal, un jardín con más de 12.000 rosales.
Según cálculos realizados por Reforesta (asociación sin ánimo de lucro fundada en 1991 y declarada de Utilidad Pública) basados en datos proporcionados en las jornadas Bosques y Cambio Climático, un árbol de un encinar libera 42 kilos de oxígeno al año de promedio. Si llevamos a cabo la extrapolación de estas cifras, los 15.000 árboles que hay en Los Bosques de Palermo generarían en total unos 653.000 de kilos de oxígeno durante doce meses. De allí la importancia de cuidar e impulsar la creación de los espacios verdes urbanos. Además se estima que un árbol maduro absorbe 150 Kg de Dióxido de Carbono (CO2) por año, es decir que gracias a estos Bosques Urbanos se absorben 2.250.000 kg/año mitigando el calentamiento global. Las Naciones Unidas (ONU) ha certificado los estudios científicos informando que las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera en la actualidad superan las alcanzadas en el último medio millón de años, y probablemente en los últimos 20 millones de años acelerando el Cambio Climático. Esta es la mayor amenaza ambiental del siglo XXI, con consecuencias económicas, sociales y ecológicas de gran magnitud.
La ciudad de Buenos Aires cuenta con unas 700 hectáreas reales de espacios verdes parquizados. Así, cada porteño dispone de un poco más de 2 metros cuadrados de los mismos para su aprovechamiento en algunos de los aspectos que ya tratamos. Esta cifra representa una disminución del 75 % con respecto a la superficie existente a principios del siglo XX. Por supuesto que excede este registro las 300 hectáreas correspondientes a la Reserva Ecológica Costanera Sur, que proporciona algo más de un metro cuadrado de espacio verde por habitante.
Resulta necesario incrementar el bajo promedio en la relación espacio verde parquizado/ habitante, al día de hoy aproximadamente 1,20 metros cuadrados por ciudadano. (la Organización Mundial de la Salud, sugiere no menos de 8 metros cuadrados de espacio verde por habitante). Además, existen extensas áreas verdes y reservas naturales aparentemente consolidadas, pero en constante peligro de ser usadas para otros destinos. La falta de legislación o el incumplimiento de la poca existente y -sobre todo- de legitimación en el uso público de estos espacios hace que intereses personales o sectoriales se contrapongan contra los de la sociedad toda. La consecuencia evidente es la privatización del espacio verde público o modificación sustancial de sus funciones. Resulta muy necesario actualizar dinámicamente un inventario de posibles áreas verdes que merezcan una nueva jerarquización: Por ejemplo las tierras de dominio del Estado Nacional dentro de su ejido, las áreas residuales del ferrocarril (es impresionante el tamaño del espacio verde que queda al lado de las vías, funcionando incluso como “corredores biológicos”) o las propiedades desafectadas del Ministerio de Defensa, las cárceles próximas a demoler como la de Villa Devoto, entre otras cuestiones que instalar en la Agenda Ambiental porteña.
Desde el CEDyAT buscamos dar respuesta integral a los problemas ambientales de nuestro tiempo que son objeto de interés de las instituciones académicas y gubernamentales, de los profesionales del sector y de la sociedad en su conjunto. Posibilitando una explicitación más consciente de la realidad ambiental del territorio y, junto con ella, la viabilidad de construir con nuevas interpretaciones más abarcativas y explicativas, como mejorar los procesos de intervención, gestión, auditoría y legislación ambientales. Para impulsar todas las iniciativas que tiendan a aumentar las superficies vegetales porque actúan como “sumideros”, es decir que absorben el dióxido de carbono, mitigando el Cambio Climático.
SIETE BENEFICIOS DE LOS ARBOLES URBANOS
Esta síntesis realizada por el área ambiental del CEDyAT fue presentada en la mesa de trabajo de la Cumbre de Economía Verde, realizado en Córdoba, Argentina.
1- Los árboles juegan un papel importante en el aumento de la biodiversidad urbana, proporcionando a las plantas y animales un hábitat, alimento y protección.
2- Un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de CO2 al año. Como resultado, los árboles juegan un papel importante en la mitigación del cambio climático. Especialmente en ciudades con altos niveles de contaminación, los árboles pueden mejorar la calidad del aire, haciendo de las ciudades lugares más saludables para vivir.
3- La ubicación estratégica de los árboles en las ciudades puede ayudar a enfriar el aire entre 2 y 8 grados Celsius, reduciendo así el efecto de “isla de calor” urbano y ayudando a los barrios urbanos a adaptarse a los efectos del cambio climático.
4- Los árboles grandes son excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas. Absorben gases contaminantes (tales como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono y óxidos de sulfuro) y filtran partículas finas como polvo, suciedad o humo del aire atrapándolos sobre las hojas y la corteza.
5- Los árboles maduros regulan el flujo del agua y desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones y en la reducción de riesgos de desastres naturales. Un perennifolio o árbol maduro de hoja verde permanente, por ejemplo, puede interceptar más de 15 000 litros de agua al año.
6- Los árboles también ayudan a reducir las emisiones de carbono ayudando a conservar la energía. Por ejemplo, la colocación correcta de los árboles alrededor de los edificios puede reducir la necesidad de aire acondicionado en un 30 por ciento y reducir las facturas de calefacción en invierno entre un 20 y 50 por ciento.
7- La planificación de paisajes urbanos con árboles puede aumentar el valor de una propiedad en un 20 por ciento y atraer turismo y negocios.
(*) Coordinador General del Area Ambiental del CEDyAT. Consultor Ambiental. Doctor en Costas y Ciencias del Mar de la Universidad de Vigo, España – Unión Europea. Además es Geólogo recibido en la Universidad Nacional de Cordoba, Argentina. Durante su estadía en España, como becario externo del CONICET, participo de diversos proyectos de investigación, tanto en geología marina como en temas ambientales, como así también dictó clases en la Licenciatura en Ciencias del mar. Posteriormente trabajó como consultor en dos proyectos financiados por el Banco Mundial, uno relacionado con geología marina y costera de la Patagonia y el otro sobre el gran Chaco Americano. También ha sido Consultor experto para del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) 1465/OC-AR para la provincia de Salta. Como así también para otros Organismos Internacionales de Cooperación y Colaboración con la Argentina. Docente universitario. Fue profesor de maestría e investigador en la Universidad Nacional de La Matanza. Allí coordinó más de cincuenta (50) estudios de impacto ambiental. Actualmente es Director de laEspecialización en Manejo Ambiental del Territorio en la Universidad Nacional de Avellaneda. Realizó el diseño curricular de la licenciatura de Ciencias Ambientales en esa institución.