El Gobierno se prepara para enfrentar el segundo golpe en el arranque de la campaña

Se difunde la pobreza de 2018. El INDEC informará las cifras el próximo jueves 28 de marzo y estiman que será por encima de 30%.


Por Roberto Pico

Tras soportar el impacto de la inflación de febrero que se ubicó en 3,8% y marca uno de los fracasos más rotundos de la gestión Cambiemos, el Gobierno se prepara para soportar otro duro cimbronazo en apenas dos semanas: la difusión de la tasa de pobreza e indigencia correspondiente a 2018 que expondrá el golpe social que provocó la devaluación del año pasado.

El INDEC tiene previsto la divulgación del informe el jueves 28 de marzo a las 16 y sin dudas se convertirá en unos de los tópicos de la ya lanzada campaña electoral. El último dato oficial corresponde a junio de 2018 cuando las cifras oficiales indicaban una tasa de pobreza de 27,3% con un nivel de indigencia de 4,9%, lo que Esto equivale a unas 12 millones de personas, de la cuáles 1.600.000 apenas comen.

Esa medición aún no había captado los efectos de la corrida cambiaria que se inició a abril debido a que el traslado a los precios se aceleró en los meses subsiguientes. Una de las mediciones alternativas de pobreza en la Argentina es la que realiza la Universidad Católica Argentina (UCA). A mediados de diciembre esta institución publicó un informe en el que indicó que la pobreza era de 33,6% afectando a 13,5 millones de personas. Los datos oficiales disponibles convalidan esa tendencia.

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El INDEC realiza su medición con la base del costo de la Canasta Básica Total (CBT) y de la Canasta Básica Alimentaria (CBA). La primera mide la línea de pobreza mientras que la segunda la de indigencia. La CBT incluye alimentos y servicios básicos para la manutención de un grupo familiar durante un mes y la segunda sólo contiene la comida.

Las cifras ya publicadas revelaron que entre junio y diciembre el costo de ambas canastas aumentó un 30%. La CBT –para una familia tipo- pasó de $ 19.601,79 a $ 25.493,80, mientras que la CBT trepó a $ 10.197,53 desde $ 7.840,72. Estos aumentos estuvieron por encima de la inflación general ya que la variación de IPC para ese período fue de 27%. De esta manera quedó demostrado que el proceso inflacionario postdevaluación afectó en mayor medida a los hogares más humildes.

El otro dato relevante que convalida un incremento de la tasa de pobreza por encima del 30% es la pérdida de poder adquisitivo del salario. También los datos oficiales muestran que en 2018 la capacidad de compra de los salarios perdió 12 puntos, de los cuáles las 3/4 partes se esfumaron en la segunda mitad del año.

Esta situación se agravó debido a que al momento de la estampida de los precios la mayoría de las paritarias habían cerrado con ajustes con picos de 30% en algunos casos y salvo en gremios puntuales no se activaron las cláusulas de revisión firmadas. Este cuadro de situación deja al Gobierno expuesto en uno de los latiguillos presidenciales de mayor fuerza: “Pobreza cero”, slogan que ahora se intenta devaluar de “objetivo primordial a un mero “norte de gestión”.

Frente a este escenario y para mitigar la delicada situación social el presidente Mauricio Macri anunció ante la Asamblea Legislativa del 1° de marzo un aumento de en la Asignación Universal por Hijo (AUH) de 46%, que beneficia a 4 millones de chicos a través de 2.200.000 padres. Pero obviamente esta mejora cursa en este período y no se reflejará en el número que se conocerá en dos semanas.

El sueño del Gobierno es tener revancha el 30 de septiembre. Ese día apenas tres semanas antes de las elecciones se difundirá la tasa de pobreza del primer semestre de 2019. Sin embargo con una inflación de 2,9% en enero y 3,8% en febrero la ilusión empieza a desvanecerse.

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