Por Maia Jastreblansky para La Nación
durísimos términos contra el gobierno de Javier Milei, el papa Francisco recibirá en los próximos días a dos figuras clave de la administración libertaria: la vicepresidenta, Victoria Villarruel, y el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo.
Sotelo, que es del riñón de la mesa chica presidencial y que asumió en el cargo hace dos meses gracias a su excelente llegada a la Iglesia, se encuentra esta semana en el Vaticano para mantener encuentros con los titulares de distintos dicasterios de la curia romana. Tiene en agenda un encuentro a puertas cerradas con el Sumo Pontífice para el viernes por la mañana. Antes de recibir a Sotelo, esa misma mañana, Francisco tiene previsto encontrarse con el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, y con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
“Veníamos trabajando hace tiempo este encuentro con la Santa Sede. Me voy a reunir con Francisco y con los dicasterios. Ya mantuvimos un encuentro con el cardenal Marcelo Semeraro, prefecto del dicasterio de las Causas de los Santos, y le manifesté el interés que tenemos en dos causas: el caso del argentino Enrique Shaw, que está a un paso de ser el primer empresario beato del mundo, y el proceso de canonización del mayor Argentino del Valle Larrabure, que podría servir para la pacificación nacional”, dijo a LA NACION Sotelo desde el Vaticano.
Larrabure fue asesinado por el ERP en agosto de 1975, tras un año de cautiverio, durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. Ante una petición presentada en Roma por el obispo castrense argentino, monseñor Santiago Olivera, Semerano confirmó en abril el “nihil obsta” (nada obsta), que significa la autorización de la Santa Sede para iniciar el proceso de canonización.
Sotelo buscará así generar un mayor entendimiento entre el Gobierno y el Papa, tras una larga historia de encuentros y desencuentros con la Santa Sede. A fines de septiembre, Francisco criticó a la gestión de Milei durante un evento con Juan Grabois y otros referentes de movimientos populares en el Vaticano. Ese día, el Papa cuestionó en duros términos la actuación de las fuerzas de seguridad durante la protesta que hubo frente al Congreso durante el debate de las jubilaciones. “Me hicieron ver una represión. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso”, lanzó el Papa.
Lo llamativo fue que, días antes de esas declaraciones, Francisco había recibido a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, que le hizo un informe de gestión detallado en materia social. El Vaticano no hizo comentarios de aquella reunión ni difundió una foto. Pero la ministra aseguró en Buenos Aires que el encuentro había salido “excelente”. Por eso, en la Casa Rosada consideraron que el Papa buscaba hacer un equilibrio político y un “doble juego”. “A la opinión del Papa nosotros la escuchamos y hasta reflexionamos. No tenemos por qué coincidir con él, aunque el respeto es total”, dijo en aquella oportunidad el portavoz Manuel Adorni.
Sotelo tiene buen vínculo con algunos sectores de la Iglesia. Es muy creyente y tiene diálogo asiduo con los obispos. Cuando el Presidente viajó a ver al Papa Francisco en febrero, el legislador bonaerense integró la comitiva oficial, gracias a sus enlaces con el Vaticano. Se verá si durante su encuentro mano a mano con el Sumo Pontífice asoma la cuestión de una posible visita a la Argentina, algo que para este año ya asoma como muy improbable.
El lunes, a las 8, el Papa tiene previsto encontrarse con Villarruel en la Sala Pablo VI, donde el Sumo Pontífice va a encabezar un evento. “Es a agenda abierta, veremos de qué hablan”, se limitaron a decir cerca de la vicepresidenta.
La agenda de Villarruel, a diferencia de la de Sotelo, no fue coordinada con la Casa Rosada. Ella viajó a Madrid para disertar en la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre Víctimas de Terrorismo, que fue cerrada por el rey de España, Felipe VI.
Se trata de una agenda vinculada con el activismo que Villarruel practicaba antes de volcarse a la política, cuando impulsaba la reapertura de las causas contra los miembros de las organizaciones guerrilleras de los 70, como Montoneros o ERP.