El jefe de Estado argentino abordó distintos temas en una entrevista radial desde la cumbre del G20 en China.
Las frases destacadas:
«Hay una apertura a la Argentina, reconocimiento a lo que hemos hecho en estos meses para sincerar la economía. Me sentí gratamente sorprendido por los elogios tanto del presidente de China, Xi Jinping, como por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Es el entusiasmo que despierta al mundo que Argentina esté de vuelta».
«Acordamos el intercambio de la información financiera para terminar con la evasión fiscal, con los paraísos, con el dinero del crimen organizado, o de la corrupción en general. Hay acuerdo en cómo el mundo tiene que ir resolviendo los problemas de exclusión y pobreza. Hay un enorme compromiso del G20 en la lucha contra la corrupción, que es una de las causales de la pobreza».
«No lo doy para nada por terminado (la salida del populismo). Lo que estamos viviendo es un cambio de valores y cultural que se reafirma todos los días y depende de lo que hagamos cada uno de los argentinos. El cambio es mi responsabilidad de liderarlo, pero todos nos tenemos que convencer de que se acabó el tiempo de los atajos, de los líderes mesiánicos. Este cambio cultural frente a una década o mucho más tiempo donde primó el facilismo, la negación, destruir la cultura de trabajo, y eso no se cambia de un día para otro».
«Todos pensamos que la madurez lleve a un pacto de largo plazo, a políticas de Estado en educación, narcotráfico, energía, si lo logramos con el empleo, con estas nuevas leyes que hemos sacado, ley pyme, para emprendedores, primer empleo, que son herramientas que permiten planificar en mediano y largo plazo. Es increíble lo que hemos logrado, pero falta mucho, ojalá podamos seguir haciendo pactos sociales y económicos».
«Sin energía el país no puede crecer, ningún país del mundo regala energía. Acá se habló de energía todo el tiempo, reducir el consumo, más energía para poder crecer. La Argentina negó esa situación, se llegó a un límite en que quedamos desguarnecidos, totalmente dependientes del mundo cuando antes no lo éramos. Vimos durante las discusiones que casi el 90 por ciento pagaba una factura de menos de 500 pesos por mes».
«Argentina estaba en recesión hace más de seis meses, y estancada hace más de cuatro años, diría más de cinco años.Pensar que íbamos a sincerar la economía y crecer inmediatamente es un imposible. Los líderes del mundo elogian lo que hemos hecho porque consideran casi un milagro haber hecho el sinceramiento, evitando la crisis económica y teniendo perspectivas para el futuro».
«Me comprometí a que en el segundo semestre iba a bajar drásticamente la inflación. Nunca dije que en el segundo semestre iba a haber una fiesta. Casi nadie creía que en agosto íbamos a tener los números de inflación que tenemos. Haber dejado de caer y ver atisbos de recuperación en algunos sectores, como el campo y la obra pública, o algunos sectores aislados que están empezando a recuperarse, nos hace prever que el año que viene volveremos a crecer, nosotros creemos que el 3 y medio (por ciento)».
«Se dijo que había una ola de despidos. Nunca hubo una ola de despidos, hubo retracción en algunos sectores, empezando por la obra pública, que heredamos parada, y después empezó a recuperar; de a poco iremos recuperando los puestos de trabajo que se perdieron, que oscilan entre
70 a 100 mil».
“No es bueno que hablemos en el aire. Sergio Massa debería manejarse con números, estadísticas serias, y no hablar por hablar. Más en un tipo que se supone que es una persona joven, que piensa en el futuro. Debería chequear”.
«(Francisco) Cabrera está viendo cómo lograr mejorar la productividad. Queremos que los argentinos tengan acceso a bienes y servicios de calidad y al menor precio posible, tampoco podemos condenar a los argentinos a que cada cosa que quieran comprar valga mucho más que en el resto del mundo».
«La CTA siempre ha tenido una posición extrema, con todos los gobiernos, confío en el diálogo que estamos teniendo con la CGT, que por suerte se ha unificado. Con los sindicatos, estamos hablando, con muchos sectores para ver qué tenemos que hacer, las inversiones que tenemos que hacer, destrabar, para mejorar el funcionamiento del proceso de inversión y generación de empleo».
«El desmantelamiento del estado ha transformado mucho su actividad normal en una práctica mafiosa. Se ha transformado en una especie de estado loteado. Hubo un sistema que permitió y fomentó, por inacción, incapacidad o complicidad.Hay que poner un límite al accionar mafioso de la sociedad, decir ‘porque tengo fuerza y capacidad de extorsión lo hago, no me importa la ley’ no va más».
«Algunos entienden que el cambio es irreversible. Y otros que no lo aceptan. Eso lo vemos con las amenazas y las operaciones hacia un lado y hacia otro. Nosotros estemos convencidos de que estamos en el camino correcto, no creemos en la ley que termina favoreciendo al mafioso, al arrebatador al prepotente».