Tras 15 años del asesinato comienza el juicio contra el marido de Nora Dalmasso

Bajo la modalidad de jurado popular, Marcelo Macarrón está acusado de haber pagado para que mataran a su esposa en un barrio cerrado de Río Cuarto.

A 15 años del crimen de Nora Dalmasso, hoy empieza el juicio en la Cámara Criminal y Correccional de 1° Nominación de la ciudad de Río Cuarto contra el único imputado en la causa, su viudo Marcelo Macarrón.

El Tribunal estará integrado por tres jueces técnicos y ocho jurados populares y Macarrón está acusado por el delito de “homicidio calificado por el vínculo con alevosía y por precio o promesa remuneratoria, en concurso ideal”, imputación que tiene una pena máxima de prisión perpetua.

En la primera etapa del juicio se aceptó a más de 300 testigos.

Minutos antes de que empiece el juicio, frente a los periodistas el traumatólogo reconoció que llega al juicio “con mucha angustia” y reconoció que hoy “se leerá la imputación”.

La investigación y primeras sospechas del crimen

Nora Dalmasso fue asesinada el 26 de noviembre de 2006 en su casa del country Villa Golf en Río Cuarto, Córdoba.
Fue encontrada desnuda en el baño y según el forense Osvaldo Raffo, la víctima luchó contra el agresor y, al haber sido golpeada, se desvaneció y fue ahorcada con la tira de su bata y con las manos entre 3 y 5 minutos.

El hallazgo de ADN de un masculino compatible con la familia Macarrón supuso que su hijo Facundo era el culpable ya que presuntamente Marcelo se encontraba en Uruguay. Sin embargo, esa hipótesis se cayó años después y por esto, en 2019 el fiscal Luis Pizarro llevó a juicio la causa ya que consideran que se trató de un asesinato por encargo y que luego se montó una “escena sexualizada” para hacer creer que Nora murió producto de un encuentro íntimo con un amante y que todo se salió de control.

Por el caso, también fue detenido al pintor Gastón Zárate, que después se comprobó nada tenía que ver con el asesinato, aunque aportó datos importantes a la causa al declarar que escuchó una fuerte discusión del matrimonio en la que el viudo le dijo a su esposa: “Esto se va a acabar pronto”.

Zárate, apresado en un primer momento, fue apodado como el “perejil” del caso, debido a su inocencia y a que lo querían involucrar para no detener al verdadero responsable, al tiempo que se realizaron marchas, denominadas “del perejil”, para reclamar su libertad.

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