El fiscal Carlos Rívolo indaga los movimientos del gremialista con un empresario llamado Andrés Stangalini y el sindicato de porteros. También apunta a operaciones inmobiliarias.
Víctor Santa María omitió mucha información cuando, meses atrás, en el programa Periodismo para Todos le consultaron por su vínculo con Andrés Leonardo Stangalini, el misterioso empresario que, bajo su conducción en el sindicato de porteros, se erigió en uno de los principales prestadores de servicios del gremio y que recientemente blanqueó más de 136 millones de pesos.
“Es uno más de los 300 proveedores que tiene el gremio”, se defendió. La Justicia duda que sea así y, en el marco de la causa en la que lo investiga por presunto lavado de dinero y operaciones millonarias en Suiza, busca determinar cuál es el vínculo entre ambos.
Según publica Clarin, la Unidad de Información Financiera puso bajo la lupa las cifras millonarias que desde el sindicato y la federación de porteros, que conduce Santa María, se giraron a empresas integradas por Stangalini «con fines ajenos a la actividad sindical». Más: sospecha que luego parte de esos fondos regresaron a firmas del Grupo Santa María. En la denuncia, presentada en julio, trabaja el fiscal Carlos Rívolo, que aguarda información clave que solicitó a la AFIP de Alberto Abad para definir cómo avanza. También lo investiga por una cuenta en Suiza con US$ 6,5 millones.
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Pero mucho antes de que se concretaran estas operaciones, Stangalini ya formaba parte del universo del sindicato de porteros. En 2007, Santa María comenzó a darle forma a su grupo de medios que tiene al diario Página 12 cómo su nave insignia. Y puso los ojos en la frecuencia AM 750, que licitaba el por entonces gobierno K.
Buenos Contenidos SRL fue creada el 10 de mayo de 2007, siete días después de que se reactivara la adjudicación de la licencia. Uno de sus socios fundadores fue Stangalini, al igual que el histórico abogado de la Fundación Octubre de Trabajadores de Edificios, Santiago Roberto.
Cristina, a través del decreto 1779/08, les concedió la licencia. Dicen que la influencia de Santa María fue clave. Como otros tres socios fundadores, Stangalini se mantuvo en la firma pero en marzo de 2010 cedió 310 cuotas (acciones en las SRL) a Carlos González, ex directivo de Editorial La Página, la razón social de Página 12. Recién en 2015 se aprobó el traspaso formal al grupo Octubre.
Pero Stangalini tomó relevancia mediática en septiembre de 2010, cuando distintos medios dieron cuenta que fue detenido junto a su hermano Huberto cuando intentó entrar a Uruguay con una valija con 530 mil dólares. Algunos portales de Chacabuco, su ciudad, y el periodista Christian Sanz fueron los primeros en hacerse eco del episodio.
Según las crónicas de ese entonces, habrían argumentado que se olvidaron de declarar el dinero y uno de ellos dijo ser «secretario de un diputado» del Frente para la Victoria. Fueron liberados y la causa en Uruguay no prosperó, pero en Argentina el abogado Ricardo Monner Sans presentó una denuncia para que se investigue si esos fondos estaban destinados al lavado de dinero del sindicato de porteros.
Pese a que ya en ese entonces Santa María negó el vínculo, Stangalini siguió bien cerca del Suterh. Así lo asegura la UIF, que apunta que sólo entre febrero y agosto de 2017, desde el sindicato «giraron a la firma Construcciones Algol SA, propiedad de Stangalini, fondos por un total de $50.828.912”. Y precisa que, luego parte de esos fondos terminaron en cuentas de sociedades vinculadas de algún modo al grupo Santa María.
Al mismo tiempo, G1 S.A, una de las firmas que Stangalini -según la UIF- comparte con Damián Bila, otro empresario cercano al Suterh, recibió $24 millones, también de los porteros. Parte de esos fondos fueron al Club Barracas y el 40% “fue retirado en efectivo, imposibilitando en esta instancia seguir la ruta del dinero”.
¿Por qué toman más trascendencia los $136.214.851 que, tal como contó ayer este diario, blanqueó -según la UIF- Stangalini en el último Sinceramiento Fiscal? Del mismo informe se desprende la respuesta: “La totalidad de la facturación declarada por Stangalini, referente a servicios de asesoramiento y por alquileres obtenidos’ se encuentra relacionada a servicios brindados a empresas directa o indirectamente vinculadas al sindicato”, asegura. Además, cita varias operaciones inmobiliarias importantes.
Las más importantes son la compra de la actual sede de Avenida Jujuy 1738, de la Capital Federal, por la que el Suterh pagó en 2012 $5.340.000 a G1 SA; un edificio en Campana, transferido por A1 Sistemas (constituida por Stangalini); y otro en Pergamino, cedido en 2014 por Algol a cambio de $12 millones.
Además, la UIF marca que Servifarma24 SA, una firma que integró Stangalini y que resultó una de las principales proveedoras de medicamentos del sindicato, en 2016 «donó» $150.000 a la Fundación Octubre y en marzo pasado «transfirió el fondo de Comercio» de la «Farmacia Sarmiento 2057 CABA” a Osperyh, la obra social de los porteros. Como curiosidad, reseña que los Stangalini se sumaron a una moda K: son dueños del Hotel Postal, en la localidad bonaerense de Chacabuco. Lo mandaron a construir en 2011.