Plantón para diplomáticos que escaparon de Maduro; Carrió y Macri, unidos por el rechazo a Lijo; una inesperada visita de Stanley a Villarruel; Jaldo apoya al Gobierno, pero también le pide plata.
Por Jaime Rosemberg para La Nación
Mucho se habló en los últimos meses sobre el vínculo entre el papa Francisco y el presidente Javier Milei. Más de un testigo calificó de “frío” aquel saludo al pasar, en el contexto del encuentro del G-7 en Italia. La relación tuvo vaivenes.
La semana pasada hubo diferencias marcadas con el oficialismo. Después de que seis diputados libertarios visitaron a represores de la última dictadura, Francisco recibió a familiares de las víctimas de Alfredo Astiz.
Sin embargo, si bien una hipotética visita de Francisco al país parece alejarse, ambos están, de alguna manera, juntos en la Casa Rosada.
El obsequio, salido formalmente del obispado de Catamarca, fue fruto del trabajo de bordadoras catamarqueñas, conocidas en la provincia, ya que en trabajos anteriores bordaron en diferentes mantos las imágenes del gobernador y su antecesora, Lucía Corpacci. La virgen, claro, no pasó desapercibida para los feligreses que concurren a la capilla castrense, en la planta baja de la Casa Rosada y junto a una foto del propio papa argentino.
El trabajo de las bordadoras, llegado a Balcarce 50 por gentileza del peronista Jalil, hoy cercano al Gobierno, fue un “buen gesto” en medio de la tensión entre el Vaticano y el Gobierno.
Luego de oponerse en el G-7 a quienes afirman que “la política hoy es una mala palabra” y a “las estrategias que buscan debilitarla, reemplazarla por la economía o dominarla con alguna ideología”, Francisco dio otras señales en sentido inverso a los manuales libertarios.
“No aflojen, conserven la memoria de lo que han recibido, no solo de las ideas, sino de los testimonios”, dijo el Sumo Pontífice luego de recibir a Anita Fernández, nieta de una víctima de Alfredo Astiz, uno de los militares condenados visitados por los legisladores de Milei en el penal de Ezeiza. Una visita que el propio Papa consideró “peligrosa”.
Plantón para diplomáticos que escaparon de Maduro
La reunión de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el miércoles pasado, se extendía sin remedio entre reproches y chicanas, centradas en la dramática situación política derivada de las elecciones en Venezuela.
Luego de más de una hora, un par de senadores repararon en cinco personas que esperaban, pacientemente, que alguien les dirigiera la palabra. “Señor presidente, ¿por qué no presenta a los invitados y los podemos escuchar?”, dijo la senadora kirchnerista Eugenia Duré. Lo mismo pidió, un rato más tarde, el radical Martín Lousteau.
Enfrascado en su pelea con el kirchnerismo, el presidente de la comisión, el formoseño Francisco Paoltroni, presentó finalmente a los invitados: eran, nada menos, que los diplomáticos asignados en la embajada argentina en Venezuela, obligados a dejar la delegación (y el país caribeño) en 72 horas, por orden de Nicolás Maduro.
“Tuvimos meses muy difíciles, tenemos instrucciones y las cumplimos”, dijo Mariano Vergara, subsecretario de Asuntos americanos, que acompañó a la delegación, cuando al fin le cedieron la palabra.
Una inesperada visita de Stanley a Villarruel
Transcurría la mañana del jueves cuando algún periodista curioso vio salir al embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, del mismísimo Congreso. ¿A quién había visto el siempre activo representante de Washington? El misterio fue develado por fuentes parlamentarias, que juraron que Stanley había pasado una hora nada menos que con la vicepresidenta, Victoria Villarruel.
Mientras ninguna de las dos partes quiso confirmar o desmentir el encuentro, lo cierto es que conocedores del movimiento en el Senado lo dieron por hecho. Stanley, de hecho, no quiso responder cuando el periodista Fabián Waldman, de FM La Patriada, se lo cruzo en la puerta del edificio, con salida por la calle Rivadavia.
Fue la única constancia del paso de Stanley por el Congreso, mientras el vínculo entre Villarruel y el presidente Javier Milei no pasa por su mejor momento, luego de las críticas del primer mandatario (y de sus colaboradores) a los posteos de Villarruel contra Francia que derivaron en un escándalo diplomático.
Carrió y Macri, unidos por el rechazo a Lijo
De vuelta en el ruedo con algunas jugadas fuertes (motorizaron un proyecto de ley para controlar y limitar los viajes presidenciales), Elisa Carrió y sus referentes vieron con buenos ojos las declaraciones públicas de su exaliado Mauricio Macri, quien criticó de modo directo la nominación de Ariel Lijo como próximo nuevo integrante de la Corte Suprema.
“Ellos son aliados del Gobierno, nosotros no. Pero el grupo sí, pero podría ampliarse en breve”, ironizó uno de los leales a la exdiputada, para quien la nominación de Lijo, surgida del Poder Ejecutivo, es inaceptable.
“Lijo quiere romper con la independencia del máximo tribunal. Quiere poner un freezer y trabar causas”, repite Carrió desde hace meses.
Ya fuera del bloque de Miguel Pichetto, diputados y legisladores de Carrió no descartan algún acercamiento en 2025.
“Por ahora somos un bloque independiente”, contestan en las cercanías de la diputada, aunque nadie descarta que un eventual alejamiento de Macri y Milei dé lugar a un escenario distinto.
Jaldo apoya al Gobierno, pero también le pide plata
El gobernador de Tucumán, el peronista Osvaldo Jaldo, sostiene su alianza con el gobierno de Javier Milei, lejos de sus otrora compañeros peronistas a nivel nacional.
Enfrascado en una reforma constitucional inédita, que terminaría con los mandatos consecutivos y con la criticada ley de lemas en la provincia, Jaldo se hizo tiempo, de todos modos, para viabilizar un “amable” reclamo al Gobierno.
Fue su ministro de Economía, Daniel Abad, quien llegó a Buenos Aires para reclamar fondos que aún no llegaron a la provincia, organizadora, el pasado 8 de julio, de la reunión en la que 18 gobernadores firmaron el Pacto de Mayo, con el Presidente como figura central.
“El ministro está teniendo reuniones y definiendo obras importantes para Tucumán”, dijo el propio Jaldo, blanqueando la preocupación oficial. De todos modos, cerca suyo afirmaron que la llegada de fondos “es cuestión de tiempo” y que no hay ruido en el vínculo con la Nación.