Los incendios provocaron graves pérdidas económicas, de flora y fauna.
La Pampa se encuentra azotada otro verano por los incendios y ya lleva 600 mil hectáreas en lo que va de 2018. La vegetación seca, la baja humedad y las altas temperaturas generan un combo peligroso.
En enero se registraron 80 focos y tres de ellos continúan activos. El número de hectáreas afectadas no alcanza a de 2017 (se quemaron 1.500.000), pero las pérdidas económicas, de flora y fauna son enormes.
Los últimos focos se dieron al sur de la provincia, en La Adela, sobre las rutas 32 y 154, y El Durazno, sobre la 14. Por los incendios se suspendió la temporada de caza deportiva que tiene su epicentro durante febrero.