La Casa Rosada toma distancia de la iniciativa de los dos diputados kirchneristas que pidieron avanzar contra el presidente de la Corte: «Deberían preguntarle a Siley o Moreau».
Por Jaime Rosemberg para La Nación.
Lejos de la ofensiva previa al fallo de la Corte Suprema que frenó por ahora los traslados de los tres jueces decididos por el Senado, el gobierno de Alberto Fernández tomó hoy prudente distancia de las declaraciones del titular del máximo tribual, Carlos Rosenkrantz, quien denunció una «campaña de desprestigio» en su contra por parte de legisladores kirchneristas que motorizan su juicio político.
«Deberían preguntarle a (Vanesa) Siley o a (Leopoldo) Moreau», contestaron a LA NACION altas fuentes oficiales en referencia a los legisladores más activos en las recientes embestidas contra la Corte, ya sea por medio del juicio político a Rosenkrantz (presentado por la diputada kirchnerista porteña la semana pasada) o en recientes declaraciones dónde denuncia la «degradación» de la Corte, como en el caso del exdiputado radical y hoy cercano a la vicepresidenta.
En reserva, desde el Gobierno recuerdan que no avalaron la presentación de Siley, y lo calificaron de «pedido a título individual». También tomaron distancia de las declaraciones de Moreau, que busca según su visión «ahondar» las diferencias con la Corte Suprema días después del fallo unánime del tribunal, que suspendió los traslados a sus puestos anteriores de los camaristas Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castelli decididos por la Cámara alta.
«No sé si es la agenda de Cristina solamente, porque la reforma judicial la impulsamos nosotros. Pero claramente ésta no es la agenda de la gente», reconoció un miembro del gabinete, cercano al Presidente.
Fernández también modificó su postura en relación a la Corte luego del fallo que dejó en suspenso el traslado de Bertuzzi y Bruglia, que procesaron a la vicepresidenta en la causa denominada cuadernos de las coimas y a Castelli, que formaría parte del tribunal oral que juzgue su presunta responsabilidad en los hechos que se investigan.
«Me llama mucho la atención, por los comentarios que me llegan y por cosas que se ven dentro de la Corte. Me preocupa enormemente, porque la verdad lo único que estamos haciendo es establecer un orden perdido en el gobierno anterior», dijo el Presidente días antes del fallo. Cerca suyo deslizaban la existencia de una reunión entre Rosenkrantz y Mauricio Macri (desmentida cerca del expresidente) que habría derivado en la decisión de la Corte.
En este caso, desde el Gobierno prefirieron el silencio y derivar la responsabilidad de la embestida denunciada por el presidente de la Corte en dos legisladores cercanos a Cristina Kirchner.