El presidente de la Corte Suprema aseveró que «golpean la puerta para pedir justicia y después dicen que no estamos habilitados».
El presidente de la Corte Suprema Horacio Rosatti hizo hincapié en el discurso que brindó el mandatario Alberto Fernández en la apertura de la asamblea legislativa en el Congreso de la Nación. Además negó la posibilidad de que haya pensado irse del recinto.
«Cuando recibimos la invitación, conversamos entre los cuatro ministros de la Corte sobre cómo iba a ser nuestra representación. Decidimos que fuera Presidente y Vice y sabíamos cuál podía ser el clima, pero estábamos convencidos de que nosotros no nos tenemos que dejar ganar por la pasión, ni por la simpatía, ni por la antipatía porque expresamos una representación institucional», argumentó.
En declaraciones a TN, el titular del Máximo Tribunal consideró que «siempre hay una especie de tensión entre los poderes representativos y el Poder Judicial».
Y agregó: «El político reclama porque quiere transformar la realidad con una norma y el juez lo impide porque lo declara inconstitucional. Allí el juez suele decir `no se pueden hacer las cosas de esta manera`. Es una tensión casi permanente que hace a la dinámica del sistema republicano y hay acostumbrarse a esta situación».
En otro orden, Rosatti se refirió a su postura en el Congreso cuando Fernández criticaba al Poder Judicial y señaló: «Así como uno reclama que hay que tener prescindencia de cualquier circunstancia de afecto o de simpatía cuando dicta una sentencia, donde solo vale el expediente y lo que nosotros debemos resolver, debemos comportarnos de la misma forma cuando expresamos una representación institucional».
«Si el principal tribunal del país tomara sus decisiones en función del afecto o desafecto, ¿qué podría esperar un jubilado, un trabajador o un empresario que quiere radicar una industria en el país o que quiere realizar una inversión?», planteó.
Asimismo, sumó: «Para nosotros primero está la institución y por sobre la institución está la Constitución Argentina».
«Si no expresamos una templanza de ánimo o una serenidad espiritual para tomar nuestras decisiones, estaríamos como el piloto de un avión en turbulencia al que la tripulación encuentra desesperado, a los gritos o persignándose. ¿Qué le esperaría a ellos?», aseguró.
Por último rechazó la chance de retirarse en ese momento del establecimiento por las críticas del jefe de Estado. «Hubiera sido un triunfo de la subjetividad por sobre la objetividad que expresa la institución que ellos representan».