Desde la asunción del presidente de EE.UU., la actividad en la frontera entre ambos países se ha intensificado, a pesar de que quienes la cruzan sin permiso con detenidos en el acto.
Una familia con dos niños desciende, y cargados como burros, caminan con paso rápido hasta el fin del camino, que termina en un arroyo que separa Estados Unidos de Canadá.
El padre se identifica como Mohammed Ahmed y dice que viene «directamente de Jersey City», cerca de Nueva York, más de 500 km al sur. Mientras caminan, él y su mujer explican que dejaron Pakistán hace 11 meses, tras recibir amenazas de muerte.
La familia quería «pedir asilo en Estados Unidos», pero ahora «con la política de Trump (…) tenemos mucho miedo de las expulsiones», dice Ahmed. «No es grave», responde Ahmed. «Solo queremos atravesar la frontera».
Los dos policías canadienses que los esperan del lado de Quebec les advierten que en segundos serán arrestados por entrar a Canadá ilegalmente. «No es grave», responde Ahmed. «Solo queremos atravesar la frontera».