Federico Sturzenegger volvió a quedar en el ojo de la tormenta: ahora, un conjunto de ministros critican –en privado– la política monetaria y acusan al BCRA de no contribuir a reanimar la economía.
En la nómina de críticos se encuentran Francisco Cabrera y Ricardo Buraylle, pero quien lanzó nuevos y punzantes dardos fue el ministro de Finanzas, Luis Caputo.
Así, la paz del gabinete económico duró poco : Mauricio Macri echó a Alfonso Prat- Gay y a Carlos Melconián para homogenizar el equipo, pero tres meses después volvieron los fuertes cruces internos.
Ocurre por una cuestión de fondo: el fuerte desajuste macroeconómico que la Casa Rosada no resuelve.
Cabrera y el propio Buraylle, ambos vinculados a la actividad productiva, cuestionan el nocivo efecto de la persistentes altas tasas de interés y del dólar en picada. Caputo habla de tres problemas que genera el BCRA: el elevado costo financiero interno , el peligroso atraso del tipo de cambio y el vertiginoso crecimiento del stock de Lebac y el déficit cuasi–fiscal de la entidad.
La pelea con Caputo se recalentó por diferencias sobre los planes para el consumo.
Caputo repite en privado: “Logramos bajar el costo financiero internacional para la Argentina. Pero esto tiene que trasladarse a la gente”. Por eso, trabajó en el programa de créditos hipotecarios y se metió con la reanimación de los planes de pago sin interés en 3 y 6 cuotas. Su iniciativa chocó contra la intransigencia del BCRA. Sturzenegger bloqueó hasta ahora todos los caminos para financiar esos programas de consumo.
La trifulca no tiene solución: ambos ahora buscan un laudo político de la Casa Rosada. La pelea refleja lo mal que funciona el gabinete económico, a causa de que está fraccionado en una decena de compartimentos estancos. La decisión de rearmar el Plan Cuotas surgió después del fracaso de los “precios trasparentes”. Un dato fue categórico para todo el mercado: el sistema informático de la firma Visa confirmó que en febrero la venta con tarjetas cayó un 24 %. Así, el plan, en lugar de alentar el consumo, lo volvió a hundir. En marzo siguió el estancamiento.
El “blopper” del Ministerio de la Producción contribuyó –y fuerte– a algo indeseado para la Casa Rosada: la caída de la imagen de Macri y de Maria Eugenia Vidal. Ahora la gobernadora es quién reclama a la Casa Rosada un recorte en la cantidad de ministros del gabinete nacional. Son 23 y muchos no se sabe que hacen. Vidal dice que hay que esperar el momento político oportuno para avanzar con la medida. Ahora está con una deuda: no logró torcer el paro y los chicos ya perdieron todo marzo. Igual, Marcos Peña rechaza la iniciativa. Le dijo a Clarín: “No habrá cambios, ni recortes en el Gabinete”.
La idea de los precios trasparentes surgió de una encuesta que Guillermo Oliveto hizo para la Secretaría de Comercio. Fue a fin de año.
La culpa del traspié la tuvo la dupla Cabrera-Miguel Braun, que avalaron al entusiasta Javier Tizado. Pero quien le dio el gran impulso político fue Gustavo Lopetegui , el auditor del Ministerio de Producción.
El vicejefe de Gabinete convenció a Macri y generó la idea que había encontrado la alquimia para hacer bajar los precios al contado y aumentar las ventas. Ocurrió todo lo contrario. Justo un freno, cuando había señales de que la economía había tocado fondo y dejaba de caer.
En la Unión Industrial existe un “paper” que indica que la actividad fabril cayó en enero y también en febrero. Se habla de 7 %. Ayer, Ignacio de Mendiguren convocó a empresarios al Congreso para tratar el parate. En el medio, la UIA tomó una decisión política trascendente: sus “popes” decidieron postergar la elección hasta septiembre. La medida implica otra cuestión central: se debilitó la candidatura de Daniel Funes del Rioja y se abre la grilla para otros candidatos.
El movimiento interno “Industriales” –que integra Techint– decidió hace unas jornadas no avalar la candidatura del titular de Copal. Funes del Rioja es un tradicional dirigente, pero no cayó bien que se probara “el traje antes de tiempo”.
Ahora, volvió a surgir con fuerza el nombre de Miguel Acevedo. El empresario preside AGD. Pero no hay nada decidido: se creó un grupo para negociar una conducción de unidad y un futuro presidente de total consenso. Hoy tiene ventajas Acevedo.
Así, Adrian Kaufmann Brea será ratificado como líder fabril hasta la primavera. El martes manejó con ductilidad el encuentro donde trataron los exabruptos de Cristina contra la UIA. La reunión fue caldeada. Hubo industriales que en los pasillos calificaron de “chorra” a Cristina.
Rubén Abete, vice de la UIA, fue quien expuso la íntima opinión de los dirigentes: “ El ladrón cree que todos son de su misma condición. Yo no conozco las Seychelles”.