El camionero Pablo Moyano fue bastonero de la protesta, pero su hermano Facundo no adhirió. Gremios alineados con el kirchnerismo buscan que la central obrera se endurezca.
Por Carlos Galván para Clarín
Hubo un tiempo en el que Hugo Moyano taconeaba y se le cuadraba todo a su alrededor: la CGT, su gremio, y más aún su propia familia. El paro que llevan adelante este miércoles un puñado de sindicatos del transporte dejó al desnudo que aquel todopoderoso jefe camionero empieza a ser sólo la sombra de lo que fue.
Su hijo primogénito, Pablo, es el principal bastonero de la protesta. Facundo Moyano, su otro hijo sindicalista -es el capo del gremio de los Trabajadores de Peajes, SUTPA- resolvió de manera sorpresiva no adherir a la huelga.
Las diferencias en el clan se transparentaron hace poco y por la interna peronista: Pablo Moyano se mostró con Cristina y su hermano Facundo con Axel Kicillof, cuando el gobernador buscaba cortar el cordón umbilical con la ex presidenta.
Tanto Camioneros como SUTPA integran la Confederación de Sindicatos del Transporte (CATT). En el medio de la puja familiar aparece otra curiosidad: el paro de este miércoles no es confederado, es decir no fue convocado ni por la CATT ni por la UGATT, la otra entidad que nuclea a los gremios del transporte.
La razón es simple: se trata de una protesta unilateral de algunos gremios y no contó con el consenso de toda la actividad.
Hubo versiones dentro de la CGT antes del paro de que Hugo Moyano no estaba de acuerdo con la medida de fuerza. Así se lo habría hecho saber a algún miembro de la mesa chica cegetista.
Pero después, y por razones que aún no están claras, se impuso el criterio de su hijo Pablo, al que sólo guía la idea de confrontar con la administración de Javier Milei.
«Su único horizonte es hacer quilombo», lo describe un poderoso jefe cegetista. Otro capo completa: «Hugo está con actitudes muy variables. Nos da un día a razón a nosotros y al otro lo deja hacer a Pablo».
Quién es quién en la interna
Pablo Moyano es uno de los tres co-secretarios generales de la CGT. Pero se encuentra en una posición minoritaria dentro de la central obrera peronista. El resto de la conducción entiende que este no es momento de pelea política con la Casa Rosada.
«Este veranito en los mercados parece estar fortaleciendo al Gobierno, no es momento de confrontar más cuando toda la política está fragmentada y el peronismo tan desordenado», interpretan en el sector mayoritario de la conducción cegetista.
Hablando de desorden, Omar Maturano, jefe del gremio de los maquinistas de La Fraternidad y pieza clave del paro de este miércoles, apoya a Cristina Kirchner en la interna del PJ. Maturano siempre tuvo dos características: su anti-kirchnerismo y ser completamente impredecible.
En la CGT entienden que el paro de este miércoles no mueve el amperímetro.
Pero lo cierto es que la medida de fuerza deja una postal que debe ser leída con atención. Es que gracias a que adhirieron los maquinistas de los trenes, Camioneros y los pilotos de aviones, la huelga a nivel transporte lució contundente.
Pero hay muchos otros gremios clave del sector que no se sumaron a la protesta, como los colectiveros de la UTA, los otros tres sindicatos ferroviarios (Unión Ferroviaria, Señaleros y Personal Jerárquico), algunos de los aeronáuticos, como el de Ricardo Cirielli, y marítimos.
Dato llamativo: el titular de la CATT es Sergio Sasia, de la Unión Ferroviaria. Que no paró.
Pablo Moyano y sus aliados debieron crear hace alrededor de un mes la llamada Mesa Nacional del Transporte para poder avanzar con la medida de fuerza. No llevaron la idea de un paro a la CATT porque sabían que no reuniría consenso. Por eso, inventaron el nuevo instrumento de la Mesa Nacional.
Ahora, Sasia madura la idea de irse de la CATT. Podría tomar la decisión en breve, a lo sumo la semana que viene.
«La confrontación por confrontación misma no conduce a nada. La política ha cambiado, la sociedad tiene otra mirada. Y el sindicalismo debe tomar nota y ser capaz de generar con propuestas un debate constructivo. Con todos los actores y dentro del Congreso de la Nación», dice el líder de la Unión Ferroviaria.
Sasia se iría con el sabor amargo de que no hubo voluntad de algunos importantes gremios del transporte de trabajar para la elaboración de un Proyecto de Ley Federal de la actividad y del desarrollo del sistema ferroviario.
«¿Paro para qué?»
Pablo Palacio, secretario general de la poderosa Unión de Recibidores de Granos (URGARA), tampoco adhirió al paro, aunque integra la CATT. Envió un comunicado a sus afiliados para explicar la posición del gremio sobre la protesta:
«Nos parece una medida inconsulta e inorgánica que no fue resuelta por ninguna de las instituciones representativas del movimiento obrero. La consideramos una medida sectorial y que responde sólo a los intereses de algunos que la fomentan. Tenemos muchísimas razones para expresar nuestro malestar, pero ninguna de esas razones aparece en la convocatoria al paro. Nos piden que luchemos. Lo que no aclaran es por qué y para qué. No nos llamaron, no nos preguntaron. No nos representan», sentencia el dirigente en el texto
Es interesante el «para qué» que señala Palacio. Para observadores gremiales en realidad el paro del transporte de este miércoles es una señal interna que los gremios más opositores y cercanos al kirchnerismo quieren darle al núcleo duro de la CGT. Buscan forzarlo a que realice una medida de fuerza antes de fin de año.
Eso es justamente lo que se desprende de las declaraciones de Pablo Moyano. «Va a ser el inicio de algo mucho más importante», dijo en referencia al paro de este miércoles. Y agregó que la supuesta masividad de esta protesta forzará a la CGT a que se tome «una medida más contundente en noviembre».
La intención queda más transparente cuando se lee un comunicado de un puñado de gremios duros y que no son del transporte en el que se apoya la protesta de este miércoles. Entre los firmantes hay gremios alineados con el kirchnerismo, como la UOM, La Bancaria, SMATA, Trabajadores de Farmacia y Canillitas.