Tras mantener una relación tensa con el ministerio de Economía, finalmente Luis Caputo disolvió la secretaria de Bioeconomía, que volverá a su antigua denominación: Agricultura, Ganadería y Pesca
Esta mañana se confirmó una nueva salida del gobierno, se trata del ingeniero Fernando Vilella, quien presentó su renuncia como secretario de Bioeconomía. La noticia fue confirmada por el ministerio de Economía, que además adelantó que la cartera dejará de existir y volverá a llamarse Agricultura, Ganadería y Pesca.
El puesto será ocupado por Sergio Iraeta, abogado y productor agropecuario, que se desempeñó hasta hoy como Subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal.
«Seguirá trabajando en línea con los objetivos del Presidente Javier Milei de reducir la estructura burocrática del Estado, de potenciar las capacidades de los productores, de generar las condiciones para aumentar la competitividad y de seguir abriendo nuevos mercados para la heterogénea producción agropecuaria nacional», aseguraron desde la cartera conducida por Luis Caputo.
Además, agregaron: «Está del lado de los productores rurales y reconoce el colosal sacrificio que han hecho para engrandecer a la Nación».
La llegada de Vilella fue un tanto sorpresiva desde la asunción de Javier Milei en la presidencia, el abogado y ex decano de la Facultad de Agronomía de la UBA nunca formó parte de los equipos técnicos del mandatario y además la relación con el ministerio de Economía era tensa desde que Luis Caputo le quitó poder al impedirle que pudiera manejar el presupuesto de sus principales áreas.
La relación entre ambas carteras venia desgastada desde hace un tiempo, el principal sacudón vino a principios de abril, cuando obligaron a renunciar a sus principales laderos: Pedro Vigneau y Germán Di Bella.
Pese a que se hubiera esperado que acompañara esas renuncias también con su salida, Vilella decidió permanecer y al menos obtuvo un logro: el Gobierno aceptó cambiar la denominación histórica de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, por Bioeconomía. Finalmente, volverá a tener su antiguo nombre.
