La candidata a diputada nacional por el Frente de Izquierda contó lo que fue el emocionante spot de campaña en el que se sintió conmovida por poder hablar de cosas personales. Por otro lado se diferenció de los partidos tradicionales en lo que respecta a los derechos humanos y analizó como le irá a su espacio en las elecciones.
En una nota con el programa La que se nos viene por FM Milenium, la candidata a diputada nacional por el Frente de Izquierda, Myriam Bregman habló sobre el spot de campaña #SiempreDelMismoLado y se diferenció de las políticas de derechos humanos del kirchnerismo y el oficialismo.
Su familia, su llegada a Buenos Aires, su acercamiento a la izquierda y las peleas contra la impunidad que la marcaron son las claves del video que en una parte recuerda su relación con el desaparecido Julio López a quien defendía legalmente.
«Ser la abogada de Julio López me cambió la vida», recordó la referente del FIT quien se lamentó: «Un fracaso muy profundo fue no haberlo encontrado”, sin embargo destacó que “con la lucha de su momento logramos que no haya más Julio».
Bregman, quien admite que su compromiso en la vida es “la lucha contra la impunidad, la explotación y la opresión”, marcó sus diferencias con las políticas de derechos humanos de los partidos que hoy polarizan las elecciones. «Las políticas del kirchnerismo creo que son muy distintas. Siempre fui muy activa y crítica de ellas». “La actual gestión directamente no tiene una política de derechos humanos. Es un negacionismo total, no reconocen los desaparecido por ejemplo”.
Y siguió: “Son críticas distintas las que hacemos al gobierno anterior y a este. Ahora se ve una continuidad del aparato represivo. Hay casi 300 policías que actuaron en la dictadura y hoy forman parte de la policía nueva».
Consultada por cómo ve el resultado para el FIT en las próximas elecciones, la candidata a diputada nacional sostuvo: “Que la Izquierda haga una muy buena elección es un mensaje político, más allá de que puedan no coincidir con todas nuestras ideas».
Y cerró: «No me resigno a que tengamos que seguir agachando la cabeza y dejándole a nuestros hijos un país peor que el que vivimos nosotros o nuestros padres».