El hombre de Cambiemos fue ratificado en la presidencia de la Cámara de Diputados por cuarta vez.
Con elogios de sus pares, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, fue ratificado en ese cargo por cuarta y última vez, luego de que hiciera pública su decisión de no renovar su banca de legislador el año que viene.
También se les renovó el cargo a José Luis Gioja (FpV-PJ) como vicepresidente primero, a Luis Petri (UCR) como vicepresidente segundo, y a Martín Llaryora (Argentina Federal) como vicepresidente tercero.
En tanto, continuarán como secretarios Eugenio Inchausti (Parlamentario), Florencia Romano (Administrativa), María Luz Alonso (Coordinación Operativa) y Marcio Barbosa Moreira (General).
«Aunque a veces tengamos alguna rabieta porque nos pone en igualdad de condiciones a todos, hace lo que corresponde. Por lo tanto, propongo a Emilio Monzó por el cuarto período como presidente de la Cámara», indicó el jefe del interbloque Cambiemos, Mario Negri (UCR).
Por su parte, el presidente de la bancada del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, acompañó la moción de Negri para reelegir a Monzó, aunque deslizó críticas sobre la labor parlamentaria durante este año.
«Hemos tenido un año parlamentario deficitario. Desde que recuperamos la democracia ha sido el año con menor cantidad de sesiones y menor cantidad de leyes. Y la responsabilidad es del oficialismo. El año que viene es electoral y si sigue la tendencia de que los años electorales son año de menor producción parlamentaria vamos estar en un escenario con una producción muy exigua», alertó.
En tanto, el titular del interbloque Red x Argentina, Felipe Solá, elogió las cualidades de Monzó, pero también hizo hincapié en la baja producción legislativa.
En ese sentido, sacó la cuenta y recordó que sólo se celebraron seis sesiones, dos ordinarias y cuatro especiales: «Se busco que la Cámara no funcionara. Estimamos que Monzó y muchos diputados del oficialismo no estaban de acuerdo con eso. Pero así son las cosas», lamentó el ex gobernador bonaerense.
Tras su consagración de un nuevo mandato como presidente de la Cámara baja, Monzó dirigió unas palabras en el recinto y dijo que «reivindica la rosca», ya que en base a ella «se genera la confianzas para lograr los acuerdos y las leyes».
«Esto no se hace de manera virtual, a través de las redes, sino que se hace de manera personal», manifestó el dirigente del PRO, que luego repasó algunos de los logros de su gestión.
En crisis al no ser tenido en cuenta en la definición del rumbo político de la fuerza gobernante, en abril pasado Monzó ya había amenazado con dejar su rol en Diputados para exiliarse en la Embajada de España.
El pedido de Monzó fue escuchado por el Presidente, y confirmado públicamente por su adversario interno en Cambiemos, el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Sin embargo, en aquella ocasión Macri prefirió conservar al bonaerense en su actual función, en un reconocimiento sobre sus capacidades para tejer consensos con la oposición.
Un ficticio asiento en la «mesa chica» de Cambiemos, que pronto se demostró que no era tal, bastó para contener el descontento del legislador, pero fue un parche coyuntural que no resolvió el problema de fondo y al cabo de pocos meses el conflicto volvió a salir a la superficie.
En este marco, la decisión del oriundo de Carlos Tejedor es culminar su mandato institucional en Diputados y luego quedar con el «pase libre» para construir una propuesta política alternativa en el llano, alejado de Cambiemos.