Mauricio Macri laudó en la disputa interna y, en este round, dio ganadores al titular del Banco Central y al ministro de Finanzas.
Por ahora, el Presidente decidió congelar el debate sobre el conflictivo impuesto a la renta financiera, cuyo discusión generó fricciones en el Gabinete y fuerte impacto en el mundo de las tasas y los depósitos.
Ambos funcionarios habían objetado el proyecto e impusieron su posición -se dice que temporariamente- sobre la dupla Mario Quintana-Gustavo Lopetegui. De todos modos, bancos y operadores de Wall Street desconfían del freno real a la iniciativa y sospechan que solo se trató de una información oficial para tranquilizar a los mercados hasta las elecciones.
Dicen otros aquí que el Presidente cumplió con lo acordado internamente: sacar el pie del acelerador por un tiempo. Ocurrió después de que un preciso anticipo de Clarín sobre el contenido del proyecto repercutiera mal en los siempre alertas mercados internacionales.
Ayer, Marcelo Cantón anticipó en este diario la actual decisión de la Casa Rosada: el Gobierno descarta el impuesto a la renta financiera. En el efecto adverso les sirvió de argumento a Federico Sturzenegger y a Luis Caputo para imponer su criterio y no avanzar con un gravamen que caía sobre la bicicleta financiera de las Lebac y los plazos fijos superiores a 500.000 pesos.
Sturzenegger y Caputo son compañeros de ruta en el objetivo de bloquear la idea. Pero entre ellos están muy enfrentados por el manejo que hace el BCRA de la política monetaria y cambiaria. Con la decisión de Macri quedó golpeada la posición de Quintana-Lopetegui. Ambos son los principales impulsores del tributo al ahorro.
La dupla considera que el proyecto le daría un barniz progresista a la Casa Rosada. También creen que si el oficialismo no lo propone, será la oposición la que fogonee el impuesto y coseche el rédito político. Así, el Presidente intenta terminar con un cruce interno fuerte, mientras se trabaja para lanzar un paquete de leyes económicas después de las elecciones del 22 de octubre. Macri estuvo reunido ayer con la Jefatura de Gabinete.
Pero los banqueros igual dudan de la convicción presidencial sobre el gravamen. En ADEBA y ABA creen que el anuncio de la Casa Rosada solo intenta aplacar las tensiones, pero que la propuesta sigue viva y podría resurgir después de las elecciones.
Lo dicen porque lo escucharon directamente de los funcionarios. Nicolás Dujovne tuvo un diálogo íntimo con la cúpula de ADEBA y les anticipó lo que se venía.
El propio ministro de Finanzas blanqueó el proyecto frente a calificados empresarios de AEA. Caputo lo hizo para maldecir la idea de sus colegas de gabinete. Por eso, entre bancos nacionales y extranjeros se teme que el veto del Presidente solo sea temporario.
Para los financistas, los anuncios que descartan el polémico tributo solo obedecerían a una cuestión electoral: Macri no quiere ningún ruido económico hasta pasado el día del comicio.
Y menos, que generen turbulencia en los mercados: según la Casa Rosada, la caída de los bonos y la suba del dólar obedecieron a la precisa filtración de cómo funcionará impuesto. El anteproyecto -ahora detenido- prevé un impuesto del 35 % sobre las ganancias originadas en la especulación financiera.
También fijaba la posibilidad de aplicar el gravamen sobre el stock de Lebac. El BCRA ya ha puesto en el mercado un billón de pesos con letras que, además, generan déficit cuasifiscal. Una montaña de plata equivalente a US$ 57.000 millones y al doble del endeudamiento previsto para todo el 2018. La cuestión se habló en secretos encuentros entre la cúpula sindical y dirigentes de la Unión Industrial. CGT y UIA apoyan la medida.
Los contactos son informales y apuntan a establecer un acuerdo sobre tres problemas: la industria del juicio, el ausentismo y el conflicto laboral. Tres son también los actores centrales en las herméticas negociaciones: Héctor Daer, Miguel Acevedo y Jorge Triaca. El ministro de Trabajo estará el martes en la UIA. En las reuniones reservadas se habló además de una mega-reforma: unificar en una sola todas las obras sociales.
La propuesta eriza a muchos gremialistas. También participa la Mesa Sindical de Energía, donde talla Hugo Moyano. José Aranguren jugó una carta fuerte con la liberación de las naftas. Lo hizo para cumplir su compromiso con las petroleras, pero la decisión tendrá un costo: en el horizonte cercano hay un aumento del 7 al 10 %. Esto levantará la inflación anual al 24 %. Pero YPF necesita fondos, apurada por su difícil situación financiera.
El endeudamiento de la petrolera durante el “cristinismo” estuvo a cargo de Daniel Gonzalez Casartelli, que aún hoy sigue comandando la estratégica área de finanzas de YPF. La AFIP sigue este proceso por el impacto en la recaudación. El equipo de Alberto Abad también monitorea los movimientos de Cristóbal López. El Grupo Indalo lanzó la versión de la venta de sus medios de comunicación. Pero en AFIP quieren evitar que el zar del juego busque una coartada dilatoria: una maniobra para eludir la fabulosa defraudación al Estado por 10.000 millones de pesos.
(*) Columna de Marcelo Bonelli publicada en el diario Clarín.