León XIV celebró Pentecostés con un llamado a abrir fronteras y superar divisiones

El Sumo Pontífice exhortó a los presentes a poner en práctica «el mandamiento del amor».


Ante miles de fieles reunidos en una soleada Plaza de San Pedro, el papa León XIV presidió este domingo la Santa Misa de Pentecostés, centrando su homilía en el papel transformador del Espíritu Santo y en la necesidad de vivir el mandamiento del amor.

Inspirado por el relato de los Hechos de los Apóstoles, el Sumo Pontífice subrayó que “hoy también desciende sobre nosotros el don del Espíritu Santo como un viento impetuoso que sacude”, impulsando a los cristianos a derribar muros de egoísmo, prejuicio y miedo.

Durante su mensaje, León XIV propuso una Iglesia “sin despreciados ni muros”, guiada por el Espíritu que actúa en tres dimensiones clave:

1. El Espíritu abre fronteras interiores

El Papa señaló que la primera transformación se produce en el interior de cada persona: “rompe las barreras del egoísmo, del individualismo y del miedo”, afirmó. Criticó cómo, en un mundo hiperconectado, “muchas personas permanecen solas y desorientadas”, incapaces de establecer vínculos reales.

“El Espíritu nos conduce al encuentro con nosotros mismos y con Dios”, explicó, y aseguró que sólo “permaneciendo en el amor” se puede vivir una verdadera transformación espiritual.

2. El Espíritu transforma nuestras relaciones

León XIV indicó que el Espíritu también actúa en las relaciones humanas, fomentando vínculos auténticos y sanos. “Cuando el amor de Dios mora en nosotros, podemos superar rigideces y miedos hacia quienes son distintos”, sostuvo.

Denunció las formas de violencia dentro de las relaciones, con una mención particular a los recientes casos de feminicidio: “Pienso con dolor en aquellas relaciones intoxicadas por la voluntad de dominio”, expresó.

3. El Espíritu une a los pueblos

Finalmente, el Papa recordó que el Espíritu “supera las divisiones de Babel”, promoviendo una fraternidad universal. “Las diferencias no deben dividirnos, sino enriquecer el camino compartido”, afirmó.

En la parte final de su homilía, León XIV instó a los fieles a vivir el amor en acción, recordando que el Espíritu Santo “rompe los muros de la indiferencia y del odio” en un mundo afectado por guerras y migraciones forzadas.

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