La Casa Rosada ya descartó el uso de la meta de inflación oficial y comenzó a usar otra más realista para todas las estimaciones económicas de 2018. La decisión es secreta y no va a ser notificada en forma oficial. Pero Clarín pudo saber que internamente ya no se utiliza el 15 % y dejó de tomarse en cuenta para las verdaderas proyecciones oficiales.
En la Jefatura de Gabinete se fijó la decisión clave: apartarse del esquema anunciado en diciembre y utilizar ahora una banda de precios mayor. La nueva pauta que maneja el equipo económico tiene un piso inflacionario del 18% y un techo del 20%. La decisión obedece a la necesidad de adecuarse a la realidad: este jueves se terminó de confirmar que el índice de precios se aceleró desde diciembre. En abril rondaría el 2,4% .
La consigna es no blanquear el cambio. Pero ya la dupla Mario Quintana y Gustavo Lopetegui lo confió en reuniones que tienen con “popes” empresarios.
El nuevo pronóstico es también ambicioso: tendría que bajar drásticamente la inflación para cumplirlo. Si los ajustes retroceden al 1,5% mensual, el índice anual sería del 22,5%. Casi como el de 2017.
El salto de los precios reavivó duras peleas en el equipo de ministros. Se cruzan acusaciones y se responsabilizan mutuamente por el rebote de la inflación.
Federico Sturzenegger acusa a Quintana, y dice que exacerbó la expectativas con los cambios de diciembre. El BCRA tenía la insostenible pauta inicial del 10%.
Quintana contragolpea en privado: recuerda que el directorio del Banco Central es el responsable político de contener la inflación. Quintana también le recuerda a Sturzenegger que las metas de diciembre fueron aprobadas por Macri.
El jefe del Central protesta en privado, pero aceptó todas las órdenes de la Casa Rosada: redujo las tasas y -contra lo que pregonaba- intervino en el mercado y empezó a utilizar al dólar como ancla antiinflacionaria.
Francisco Cabrera le echa la culpa a los empresarios. Transmite lo que dice el Presidente. O sea, el enojo con los hombres de negocios locales, porque -dice- no apoyan explícitamente a la Casa Rosada.
Hay palos para todos. Pero nadie en el Gobierno hace una autocrítica sincera. El calentamiento de los precios es fruto de las propias decisiones de los funcionarios: el déficit fiscal sigue al tope y fue la Casa Rosada la que produjo en forma simultánea tarifazos, aumentos de impuestos, una devaluación del 15% y, encima, incesantes aumentos en las naftas.
Jean Rosell, el jefe de la poderosa CEOP, hizo una inoportuna definición: “A los empresarios españoles, nos preocupa la inflación argentina”. Fue el único contratiempo durante la visita de Mariano Rajoy: Macri obtuvo un fuerte apoyo de España.
Los ministros -con Marcos Peña a la cabeza- dicen que Macri es el nuevo “rock-star” de la comunidad internacional. Goza los apoyos externos y maldice las críticas locales.
Las principales empresas ibéricas, de todos modos, no mandaron a sus número uno. Esto se percibió en la íntima reunión que ambos presidentes mantuvieron con las grandes compañías españolas.
Fue en un salón privado del Hotel Icon. Macri los atendió “de parado”, en forma informal y café de por medio. Duró media hora. Estaba acompañado del virtual canciller Fulvio Pompeo y del cada vez más influyente Iván Pavlovsky. Ahí estaban las 8 grandes compañías de España, pero no sus principales ejecutivos. La representante de Telefónica fue -por ejemplo- la ex canciller de Zapatero, Trini Jiménez, pero no vino a Buenos Aires su presidente José María Alvarez Pallette.
En ese encuentro ocurrió algo inusual. Macri preguntó: “¿Quién de ustedes está en el rubro turismo?”, y de respuesta obtuvo sólo silencio. Sorprendido, agregó: “¿Pero cómo no hay nadie? Ahí es donde tienen que invertir”.
Los grandes de España ya tomaron decisiones mínimas de inversión en Argentina. Ahora quieren esperar para que aclare el panorama político. Algunos van a participar en el plan PPP pero hasta un tope de dinero: los millones de dólares que sean garantizados por el propio Estado español. No quieren riesgos.
Antes de hacer más colocaciones pretenden tener respuestas políticas concretas a preguntas que hicieron en Buenos Airesen reuniones reservadas. Entre ellas: ¿Macri puede ser realmente reelecto en 2019?, ¿existe un peronismo que asegure una alternancia razonable o puede volver el populismo?, ¿por qué Cristina no va presa, a pesar de las múltiples pruebas de corrupción?
Jaime Durán Barba tiene una respuesta: convenció a Macri de que si Cristina queda detenida puede convertirse en víctima. Dice: “Así como está Cristina, es lo ideal para nosotros, porque divide al peronismo”.
El asesor estrella también resiste los embates desde Cambiemos. En reuniones de cúpula asegura: “A Mauricio no lo puede acompañar un radical en la fórmula, porque no tienen peso electoral”. Se trata de encuentros de máximo nivel: Macri, Peña, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Se reúnen porque ven que las encuestas muestran que la gente está decepcionada por el futuro de la economía. Buscan una fórmula mágica: cómo trasladar a la población el ultra optimismo de los funcionarios.
Leé la columna completa de Marcelo Bonelli publicada en el diario Clarín