El Gobierno trabaja a toda prisa para poder contener la marcha de la inflación y colocarla en niveles razonables frente a la gran contienda electoral de octubre.
El gobierno trabaja a toda prisa para poder contener la marcha de la inflación y colocarla en niveles razonables frente a la gran contienda electoral de octubre, donde se definirá la segunda etapa de su gestión.
La administración Milei tiene claro que el combate para derrotar a la inflación se convierte en el eje principal de su lucha hacia las elecciones legislativas.
Para la Casa Rosada, se trata de una batalla cultural más que de una decisión económica. En efecto, la inflación se ha transformado en un vector muy poderoso que ha atravesado décadas y distintas generaciones, por lo cual se trata de un fenómeno muy arraigado en la sociedad argentina.
Sin dudas se trata de un fenómeno económico y monetario que requiere de instrumentos específicos para su erradicación, y el gobierno va en busca de esos instrumentos para iniciar su operación correctora.
Pero una vez superadas las primeras etapas del ajuste fiscal y monetario, todavía queda el sustrato cultural arraigado en muchos agentes económicos que aún practican un ajuste de precios salvaje sobre los bolsillos de la población.
En otras palabras, romantizar el ajuste de precios para evitar trabajar sobre los costos, ajustar precios pero no cantidades, lo cual impide una caída de la inflación aún más ostensible.
El gobierno cuenta con informes de la evolución de los precios de la primera semana de junio que proyectan un indicador cercano al 1,5%, algo que disparó la necesidad de aumentar las medidas de ajuste monetario para acelerar la caída de precios.
El Banco Central dispuso una serie de medidas tendientes a disminuir la disponibilidad de pesos y evitar una mayor inflación, y otras tendientes a fortalecer el sistema de reservas, en un intento por disuadir cualquier especulación cambiaria:
1) El Gobierno habilitó nuevamente la posibilidad de participar en licitaciones de deuda en pesos a través de suscripciones en dólares. Este mecanismo, que el Tesoro ya utilizó con el bono BOTE 2030, busca captar divisas sin alterar el equilibrio cambiario. La medida establece un tope de 1.000 millones de dólares mensuales, aunque el monto podría ampliarse. La idea es que se puedan absorber pesos equivalentes a unos 7.000 millones de dólares antes de fin de año.
Se trata de un mecanismo donde se acrecienta la deuda en dólares a futuro a cambio de disminuir deuda en pesos que amenaza con aumentar la demanda de dólares y evita alimentar la inflación.
2) Se elimina el plazo mínimo de permanencia para inversores extranjeros que ingresen fondos vía Mercado Libre de Cambios (MLC).
Con esta disposición, el gobierno busca hacerse de más dólares para reforzar las reservas. Esto funcionaba como una traba; ahora no rige para quienes operan con títulos que tengan vencimientos superiores a los seis meses. Sólo se mantiene el «parking» para personas jurídicas, algo que el gobierno debería eliminar rápidamente.
3) A partir de esta semana, el BCRA activará un contrato de repo con bancos del exterior por un total de 2.000 millones de dólares.
Esta operación consiste en vender títulos con el compromiso de recomprarlos en el futuro, obteniendo financiamiento inmediato a cambio.
De ese total, solo 500 millones de dólares se utilizarán para cumplir con las metas cuantitativas con el FMI y el resto engrosará las reservas brutas, debido a que se trata de un colateral, aunque la medida apunta a respaldar el tipo de cambio.
4) El BCRA recompró puts emitidos sobre títulos del Tesoro que estaban en manos del sistema financiero. Estos contratos representaban un riesgo de expansión monetaria, ya que permitían a los tenedores ejercer la opción y forzar la emisión de pesos, con el consecuente efecto inflacionario o cambiario.
Está claro que el BCRA está empeñado en evitar contingencias de liquidez y brindar señales claras sobre la política antiinflacionaria.
5) En línea con la decisión anterior, el BCRA confirmó la emisión de la Serie IV de los BOPREAL, destinado a cancelar la deuda acumulada por la gestión de Los Fernández y Sergio Massa con los importadores y con empresas por la prohibición de girar dividendos y royalties. Se trata de un pasivo de unos 6.000 millones de dólares y permitirá que las empresas puedan cumplir con los pasivos previos al 12 de diciembre de 2023. De nuevo, se absorbe excedente de liquidez en pesos por deuda futura en dólares.
6) Por último, la eliminación de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) y los cambios en la constitución de los encajes bancarios apuntan a que los bancos movilicen el crédito disponible fuera de las cuentas con el BCRA y en las operaciones de «call». De esta manera, se induce a que los bancos dispongan de sus excedentes de cartera hacia el mercado secundario o bien ampliando su cartera de préstamos al sector privado.
En resumen, el objetivo es un combate frontal contra la inflación para poder consolidar su posición política y dinamizar la economía de cara a las elecciones de octubre.