La industria espera la reactivación con un 40% de su capacidad de producción parada

Es un nivel superior al que se registraba previo a la crisis de 2001


Por Roberto Pico

Dos de cada cinco equipos de producción instalados en la Argentina están inactivos por la recesión, en una situación mucho más crítica de la vivida en los meses previos a la crisis de 2001.

Los últimos datos oficiales del INDEC revelaron que en septiembre el sector manufacturero tiene el 39% de su maquinaria parada, mientras que en agosto de 2001 ese porcentaje era de 34% (este dato surge de estimaciones privadas debido a que el organismo público no lo medía).
Hace 17 años atrás, esa capacidad ociosa –entre otras cosas- fue considerada una de las razones por la que la Argentina pudo remontar la cuesta. Cuando se rompió la convertibilidad y el peso pasó de 1 a 4 por dólar favoreciendo a la producción local, los industriales no tuvieron más que encender sus aparatos y comenzar a producir sin inversiones cuantiosas –muchas de ellas efectivizadas durante el famoso “uno a uno”- que en ese momento resultaban imposibles por el valor del tipo de cambio y la tasa de interés… ¿suena parecido, no?

Durante 2018 el deterioro industrial se profundizó en paralelo con la debacle financiera. El uso de la capacidad instalada que en abril era de 67,6% -número que ya era frágil y que daba síntomas del arrastre de los problemas- bajó a 65,1% en mayo y se desplomó a 61,8% en junio y a 60,1% en julio. Las cifras informadas por el INDEC corresponden a un relevamiento de entre 600 y 700 empresas representativas de los distintos sectores e incluyen también cuestiones especiales como las paradas de planta programadas.

Como marcamos, en septiembre se ubicó en 61,1%, cinco puntos menos que en el registro correspondiente al mismo mes de 2017. Si bien hay situaciones diferentes, claramente se observan tres sectores como los más perjudicados, en donde más de la mitad de los equipos disponibles descansan:
* Industria automotriz: apenas el 44.8% está activo. Coincide esta cifra con la baja de las ventas, que se ubica cerca del 50% por falta de crédito y caída de poder adquisitivo, y que provocaron ajustes en los planes de producción.
* Industria metalmecánica: afín a la automotriz en donde sólo 46% de los equipos disponibles sigue produciendo.
* Textiles: impactados por varios años de dólar atrasado trabajan al 49% de sus posibilidades.

Aunque estadísticamente está por encima de los que producen “a menos de la mitad” no deja de ser preocupante la situación del sector alimenticio, cuya utilización de la capacidad instalada se hundió a 59,4%. Basta con mencionar que en marzo de 2017 este indicador trepó al 70%, lo que refleja la magnitud del retroceso. EL INDEC atribuyó esta baja a una menor actividad en el sector de bebidas y en particular de aguas, sodas, gaseosas y cervezas, prueba de la retracción del público a consumir determinados productos que puede sustituir por opciones más económicas.

En la otra punta, aparece con buen desempeño la producción siderúrgica, que tiene activo el 84,3% (contra 81% de un año atrás) de su maquinaria por mejoras en la producción de acero y aluminio. Se le suma la refinación de petróleo, que trabaja al 75,7% -diez puntos menos que un año atrás- pero con paradas técnicas de plantas que modificaron la relación.

Para completar el cuadro, cabe señalar que la producción de químicos tiene un tercio de su instrumental disponible a la espera de la imperiosa reactivación, que llegaría a través del agro una vez superada la sequía.

De esta forma, se observa que la industria está en un momento crítico y que según las estimaciones seguirá retrocediendo en el final de 2018 y probablemente en principios de 2019, lo que permite asegurar que estos números empeorarán.

La gran incertidumbre es cuánto de estas compañías podrán seguir sosteniendo sus puertas abiertas a la espera que la reactivación y el consumo les permita encender las máquinas que hoy están tapadas con plásticos.

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