La IA avanza, los datos no tanto

La Inteligencia Artificial podría ofrecer soluciones para mejorar el rendimiento escolar. Pero pasan los años y todavía no hay un sistema con los datos de todos los alumnos en tiempo real.


Por Ricardo Braginski para Clarín

Cada vez que se habla de Inteligencia Artificial aplicada a la educación se suele pensar en ChatGPT (o un sistema similar, de IA Generativa) enseñándole a un alumno.

La polémica desatada hace poco por la propuesta de Mario Pergolini de reemplazar a los maestros es una muestra de este pensamiento generalizado.

De fondo está la idea de que la IA permitirá personalizar la enseñanza con tutores (o agentes) automatizados que conozcan a sus alumnos más que nadie y planifiquen actividades a medida de cada uno de ellos.

Pero además de generativa (que es la versión más avanzada y prometedora), la IA también puede ser predictiva. Puede anticipar situaciones y ofrecer soluciones a problemas complejos, siempre que tenga la suficiente cantidad de información, y que sea acompañada por técnicas de Big Data.

Por ejemplo, con IA predictiva se podrían diseñar políticas específicas para determinadas escuelas o comunidades a partir de los datos actualizados de ausentismo y las notas de los alumnos.

También se podrían desarrollar sistemas de alerta temprana que, basándose en los datos de asistencia y otros indicadores, ayuden a identificar y prevenir situaciones de riesgo de deserción escolar.

Pero claro, para que todo esto funcione hacen faltan los datos, que se obtienen a través de sistemas de información educativa nominal, es decir de cada alumno en tiempo real. Un tipo de información que, a esta altura de la historia, no es tan difícil obtener. Solo es cuestión de que cada escuela cargue los datos, día a día, en una plataforma digital.

Sin embargo, y a pesar de que hace más de 10 años que -por resolución y luego ley- ese sistema nominal debería estar funcionando en todo el país, hoy solo 10 provincias disponen de los datos de todos los alumnos, según informó el Observatorio de Argentinos por la Educación.

Si bien hubo un avance significativo desde 2021 (después de la pandemia), lo cierto es que la Argentina todavía no dispone de un sistema educativo nominal nacional, como sí lo tienen la mayoría de los países, inclusive de la región.

Los motivos por los que el país sigue con esta deuda son múltiples, dicen los expertos: señalan razones técnicas y presupuestarias, pero sobre todo políticas. Hablan de provincias que se sienten más cómodas con la opacidad que con las transparencia de los datos.

Está claro que es más interesante fantasear con las promesas -a la velocidad de la luz- de la IA Generativa, aplicadas también en educación. Pero mientras eso llega, se nos escapa la tortuga de soluciones de IA que ya podrían contribuir a mejorar el pobre rendimiento que hoy tienen los alumnos en las escuelas.

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