Era de la firma Aresco y llegó a su entorno. Los boca de urna optimistas y las mesas testigo que generaron terror.
Por Eduardo Paladini para Clarín.
La cautela y el tiempo que se tomó Diego Santilli para celebrar su triunfo en las elecciones 2021 en la provincia de Buenos Aires tienen su explicación estadística. Según pudo reconstruir Clarín, la primera alarma sonó en el oído del propio candidato el sábado, a horas de la votación. El encuestador Federico Aurelio, director de Aresco, advirtió que los números para el 14-N estaban ajustados. Muy. Apenas 2,5 puntos de diferencia sobre Victoria Tolosa Paz. Casi empate técnico.
«Es cierto. Federico nos avisó el sábado que esto venía palo y palo», confirmó este lunes una fuente que trabajó la campaña pegado a Santilli. Y agregó: «De todos modos, el primero que no subestimó la elección fue Diego. El nos decía que en la calle tenía una temperatura diferente».
El estudio de Aresco, la histórica consultora creada por Julio Aurelio y hoy dirigida por su hijo, daba el viernes 40,5% a 38%. Debajo venían José Luis Espert con 7,4%, Nicolás del Caño con 7,2%, Florencio Randazzo con 4,6% y Cynthia Hotton con 2,3%. Muy parecido a como terminó la elección. Como este diario recién vio el estudio este lunes, no fue incluido en el análisis de los pronósticos bonaerenses.
«Nosotros hicimos mediciones permanentes antes y después de las primarias. Y enseguida después de las PASO, veíamos que las diferencias podían ser menos que en las primarias, cuando Santilli quedó poco más de 4 puntos arriba. Y se fue achicando esa brecha, a lo largo de los días, muy levemente hasta la general», explicaron en Aresco a Clarín.
«Después se estabilizó en dos puntos y pico, tres puntos, en los últimos días. El viernes teníamos esta, de 2,5 puntos, pero seguimos midiendo viernes y sábado, y veíamos que se reducía todavía más y que estaba más parejo que nunca. Y así terminó, en uno y pico», completaron.
«En algunas mesas de discusión ya se venía escuchando que estaba más parejo. Pero no aclaraban si el dato era específico de alguna consultora», amplió a Clarín una fuente del Gobierno de la Ciudad. Aresco tiene entre sus clientes justamente a la administración de Horacio Rodríguez Larreta.
«Medimos escenarios electorales porteños para Larreta, pero este bonaerense la hicimos para nosotros y la repartimos entre los principales dirigentes del país», detallaron en la consultora. Uno de esos dirigentes, claro, era Santilli.
Con los resultados del lunes, cerca del ex vicejefe porteño aseguran que tiene lógica la reducción de la brecha. «Ellos (por el Frente de Todos), tenían un universo de gente mucho más grande que el nuestro para salir a buscar nuevos votos», justifican.
¿Y el crecimiento de José Luis Espert no pudo haberlos perjudicado también?, preguntó Clarín. «Sí, claro. Diego (Santilli) era de los que insistió hasta último momento en abrirle la interna. Hubiese sido su candidato 10°, ponele. Pero ni la UCR ni la Coalición Cívica ni Jorge Macri lo quisieron adentro. Ahora habrá que discutir qué hacemos con los liberales. ¿Qué pasa si Espert y (Javier) Milei se lanzan juntos a la presidencia para el 2023?».
Boca de urna, mesas testigo y el temor a una derrota
El domingo a la mañana, una altísima fuente del Gobierno porteño alertó con que la pelea bonaerense sería definitivamente voto a voto. Los boca de urna, sin embargo, tenían datos más alentadores. La diferencia se mantenía en torno a los 4 puntos de las PASO.
«Para esta elección contratamos a los que habían hecho bocas de urna para las primarias y habían acertado con mucha precisión. Eran como 20.000 casos, pero nos daban una diferencia más grande de la que terminó siendo», contaron en Juntos por el Cambio.
Sin embargo, el primer parámetro «real», las mesas testigo, generó terror. «Con el 20% de las mesas testigo, nos daba 0,3 abajo. Así que sí, por supuesto que pensamos que podíamos perder», ampliaron.
Las mesas testigo son datos que fiscales de las fuerzas mandan vía whatsapp, apenas cierra la votación, a un centro de cómputos propio de los partidos y que sirve como un primer conteo informal. «Con el correr de los minutos eso se revirtió y empezamos a estar un punto y pico arriba, como finalmente terminó», completaron.
Dos fuentes de JxC ponen el foco en la fiscalización. «En algunos municipios fue áspera, dura», resume un dirigente. Otro directamente siembra la duda sobre el conteo en distritos como «Avellaneda, Quilmes, La Matanza. No hace falta que te diga lo que es contar los votos ahí…».
En cuanto aparecieron los primeros datos oficiales, hubo cierta calma. Hasta ahí. De arranque, la diferencia era de 1,70%, se estiró hasta 1,77%, pero luego empezó a bajar. De a 3, 4 o 5 centésimas. Con el cierre del escrutinio provisorio, con el 98,17% de las mesas escrutadas, la diferencia se achicó a 1,28: 39,81% a 38,53%.
Con el escrutinio definitivo, podría acotarse incluso un poco más, si continúa la misma tendencia del provisorio. Pero nadie duda del triunfo opositor.