La discordia principal en el debate del proyecto de ley es que algunos no quieren cambiar la iniciativa y otros buscan negociar.
La reforma laboral es una de las medidas que más contradicciones genera en el Gobierno dentro del marco del paquete de leyes que impulsó el presidente Mauricio Macri tras el triunfo en las elecciones legislativas.
Existen tres posturas en la Casa Rosada sobre el tratamiento del proyecto. El jefe de Gabinete Marcos Peña, y el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, creen -con ideas diferentes- que la norma debe debatirse sin cambios en el Congreso, mientras que los legisladores de Cambiemos, en cambio, insisten en buscar consensos con el peronismo.
Las posturas:
Jorge Triaca – Ministro de Trabajo
Insiste en la necesidad de aprobar las reformas en el ámbito laboral «tal como se acordaron con la CGT y los empresarios» en noviembre del año pasado. Considera que ya se le hicieron suficientes cambios al plan original y que el proyecto consensuado es «beneficioso para los trabajadores». Apunta, sobre todo, a las medidas que incentivan a los empleadores para que «blanqueen» a sus empleados informales, a los planes de capacitación y a extensiones de beneficios como licencias por paternidad, que pasa de 2 a 15 días.
Luis Naidenoff- Interbloque Cambiemos
El senador radical representa una postura «dialoguista», que comparten muchos de sus pares oficialistas en ambas cámaras. Sostienen que, habida cuenta del tenor de las protestas originadas en la ley previsional y la negativa del PJ a tratar la norma en febrero, la mejor vía para avanzar sería «subdividir» el proyecto original y comenzar por los puntos que no generan discusiones ni rispideces ni con los legisladores ni con el sindicalismo. Temen que un gobierno «confiado» por el resultado de octubre sufra un fracaso innecesario en el inicio de 2018
Marcos Peña – Jefe de Gabinete
El poderoso «cerebro» del Gobierno autorizó los cambios en el borrador original que Triaca y la cúpula de la CGT negociaron en noviembre pasado. Pero, a diferencia de Triaca, dejó abierta la posibilidad de «seguir consensuando hasta ponernos de acuerdo» en febrero, cuando comience -si el PJ que encabeza Miguel Pichetto lo admite- el debate concreto del «reordenamiento laboral» que quiere la Casa Rosada. No hay de su parte una directiva clara en torno a la división del proyecto, la solución que desde el Congreso ven como más factible para evitar sobresaltos.