El Fondo pide devaluación, aumento de tarifas y consenso para el ajuste. Hay críticas a Caputo y estiman que la economía seguirá en recesión.
El “staff report” del Fondo cayó como una bomba de profundidad. Los “lobos” de Wall Street y los inversores locales del mercado sacaron una única conclusión. Para ambos, su texto incluye una crítica a Luis Caputo y un pedido concreto: que Argentina devalúe un adicional del 30%. En otras palabras: que el dólar exportador llegue – no dicen cómo – a un valor de 1.300 pesos. La cuestión obligó – dos veces en 10 días – al ministro a desmentir cualquier modificación cambiaria. En privado, “Toto” exclama: “Ni en pedo vamos a devaluar”. Javier Milei también se exasperó: “¡Qué carajo quieren!”.
Al texto del FMI lo escribió el auditor Luis Cubeddu, con el aval de Rodrigo Valdés, el jefe del Hemisferio Occidental. Ambos avanzaron en ese provocativo texto con una bendición política clave: la de Gita Gopinath, la delegada del Tesoro en el FMI. La redacción fue un típico texto del Fondo. Primero, se ponderó lo hecho por Milei y después vino la catarata de exigencias: devaluación, aumento de tarifas y pedido de consenso para un mayor ajuste.
Incluso la dupla se metió en pequeños detalles: el FMI criticó los ostensibles privilegios que el BCRA le otorga a Marcos Galperin. Santiago Bausili y Vladimir Werning son fervientes “fanáticos” de Mercado Pago.
El texto incluyó también la bronca que existe en Washington con Caputo. El ministro arrastra la carga del fracaso de Mauricio Macri y su histórica pelea – en ese momento – con Christine Lagarde. Ella pidió su cabeza. El equipo de Cubbedu denuncia que –ya en privado – advirtieron los temas al ministro. Pero dicen que “Toto” tiene no una respuesta: “Nos boludea”. La cuestión se complicó la semana pasada, a causa del uso político que la Casa Rosada hizo del desembolso de U$S 800 millones.
Ocurrió hace una semana. Economía lo tradujo en un “pleno aval” de Washington. Fue exactamente el jueves 13. El viernes, Gita Gopinath enfureció. Por eso decidió sacar un inédito – nunca lo hizo y no es habitual – comunicado oficial propio: así hizo públicos todos los reclamos a Argentina, y advirtió: “Los riesgos siguen siendo elevados”.
Un día después, Milei se reunió con Kristalina Georgieva. El encuentro fue a solas en el precioso complejo Borgo Egnaza. La propaganda oficialista dijo que fue “un excelente encuentro”. En Washington dicen otra cosa. Georgieva es excelente diplomática. Ambos tienen buen diálogo. Pero Kristalina fue sincera y le advirtió a Milei: “Las cosas no van bien”. Kristalina avaló el rumbo y las ideas del Presidente. Pero sugirió que existen promesas incumplidas y que Caputo debería actuar para evitar que se complique todo en el futuro.
Clarín confirmó que Caputo ya presentó en Washington un borrador del futuro acuerdo. Dice que solo unificará el dólar y sacará el cepo con ese nuevo convenio. Es decir: el año próximo. Existen “memos” internos de trabajo del FMI que explican la inesperada dureza actual. Se trata de “papers” de trabajo sin filtros que esclarecen la cuestión. Son reclamos y exigencias. Estas serían:
. El staff dice que Caputo avanza poco en medidas “que hagan sustentable en el tiempo” los beneficios del brutal ajuste.
. Dudan sobre el sistema de acopiar reservas, porque el BCRA acumula deudas por importaciones impagas.
. No se logran las compras de billetes previstas por el BCRA. En mayo se esperaban US$ 4.000 millones y fueron solo US$ 2.552 millones. En junio – épocas de vacas gordas para el ingreso de dólares – las cosas son peores. Se esperaba la friolera de US$ 5.000 millones. Pero existe una verdadera “sequía” de dólares. Hasta ahora, el BCRA pudo juntar un puñado de billetes: US$ 25 millones.
Esta realidad, dicen los burócratas del FMI, obliga a disponer una devaluación. Piden – como mínimo – acelerar el crawling peg y que Caputo se olvide de la tablita del 2%.
También exigen eliminar el dólar “blend” y modificar la política cambiaria. Sostienen que fue un error bajar tanto las tasas de interés y piden tasas “positivas”. No ven consensos permanentes en las medidas. Ayer, por eso, Milei volvió relanzar el Pacto de Mayo. El fuerte “toqueteo” en el Senado encendió las alarmas. La ley salió licuada en privatizaciones, engordada en gastos y flaca en recaudaciones.
Guillermo Francos trabaja en la cuestión: las Bases se votarán sin cambios como salieron del Senado, y solo se reestablecerán Ganancias y Bienes Personales. Hay críticas a la postergación del plan de subsidios a tarifas, para “disfrazar” la inflación de mayo y bajarla artificialmente al 4,2%. No ven que la inflación perfore ese piso y por lo tanto creen que será difícil recuperar el salario real y la economía seguirá en recesión. La cuestión provocó malhumor en Economía y malestar en Javier Milei. El Presidente cree que los burócratas de Washington no entienden su “revolución liberal”.
Milei, en la intimidad, los desprecia. Grita: “Pequeños liliputienses”. También ve una “mano negra” local de economistas y políticos. “La mafia no se banca que sea un líder mundial”, dice. Y sueña con torcerles el brazo. Augura un apoyo total cuando gane Donald Trump. Caputo los odia. El Fondo lo hizo echar en el 2018, cuando Macri lo trataba del “Messi de las finanzas” . Ahora le sabotea sus precarios éxitos, cuando Milei lo trata de “rockstar”.
La cuestión obligó a Caputo a embarrarse y tener que desmentir dos veces una devaluación. Primero fue su propio error: anunció en forma desprolija la rebaja del impuesto PAIS y se interpretó que haría un salto cambiario. Después del duro “staff report” del FMI envió a un funcionario inferior a desacreditar la devaluación. El tuitero tardío Pablo Quirno dijo que no iban a eliminar el “blend” y el mercado no le creyó: en esta corta semana hubo una pérdida récord de divisas del BCRA.
“Toto” quiere contragolpear. Dicen que su ausencia ayer en el acto del Día de la Bandera obedece a que evalúa medidas para encarrilar el rumbo. Aprovechará el fin de semana largo. Ya la salida de Joaquín Cottani generó ruido. Nadie se cree la pueril versión oficial. Clarín anticipó a mediados de mayo, en su edición del viernes 17, que Cottani se iba a ir. El “portazo” obedece al destrato de Milei a su referente Domingo Cavallo. Milei dice que las advertencias de Cavallo son “por envidia” y lo calificó de “pifiador serial”. Cottani no soportó. En Wall Street decían que se había incorporado a Economía con una tarea: preparar la segunda etapa del plan económico. Caputo lo abortó. También hubo una convivencia difícil. No soportó a Quirno, a quien acusa de “figuretti”.
Caputo convocó a un ultra de derecha: José Luis Daza, un amigo de Wall Street. “Toto” se cura en salud. Busca a “duros” para enfrentar la ofensiva que (espera) se viene de Federico Sturzenegger. Ambos no se soportan y es el propio Milei el que decidió trasladar esa pelea al Gabinete. Se esperan fuertes “round”.
Pero hasta anoche “Sturze” no terminaba de cerrar la cuestión. El “Coloso” pretende otra jerarquía para su cargo. Sturzenegger integra un tándem con Demian Reidel -le decían “Satanás”-, y también “el Profe” José Luis Espert.
El trío auspicia recetas más drásticas que las de Caputo: liberar el cepo, unificar y normalizar ya el programa monetario. Caputo afirma que eso sería un suicidio. Pero se prepara para enfrentar la embestida. Tiene un aliado fuerte. Un apoyo de “familia”: Santiago Caputo – su sobrino – banca al tío “Toto”.