La Argentina criticó al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, pero no lo condenará en la OEA

El canciller Santiago Cafiero expuso en la asamblea general, donde Estados Unidos propone sancionar al gobierno sandinista luego de los comicios en ese país. La portavoz Cerruti cuestionó los “presos políticos”.


Por Jaime Rosemberg para La Nación.

Tres días después las polémicas elecciones en Nicaragua, cuestionadas por Estados Unidos y Canadá, el gobierno de Alberto Fernández subió hoy, en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) el tono de las críticas contra el régimen de Daniel Ortega. El dictador consiguió su reelección hasta 2027 con sus principales opositores exiliados o presos.

El canciller Santiago Cafiero expuso hoy virtualmente en la reunión del organismo que preside Luis Almagro, el excanciller uruguayo enemistado con el gobierno kirchnerista. Allí, el exjefe de Gabinete planteó un tono de críticas más elevado que el del comunicado conocido casi en la medianoche del lunes, cuando la Cancillería expresó su “preocupación” por la detención de opositores, pero a la vez defendió su política de “no injerencia en asuntos internos de otros países” como modo de no condenar las elecciones, ganadas por Ortega y su esposa Rosario Murillo por más del 75 por ciento de los votos.

“Es claro que el respeto a la no intervención acompañada por el diálogo entre nuestros gobiernos no puede ignorar la violación de los derechos humanos, en particular de los derechos políticos, en un contexto de elecciones, donde las proscripciones y los presos políticos no tienen lugar”, afirmó Cafiero durante su intervención, que duró algo más de diez minutos. Sin mencionar a Nicaragua, pero en clara alusión a la controvertida elección, Cafiero agregó que “no podemos pasar por alto el imperativo de preservar las instituciones democráticas” en el continente.

De todos modos, y luego de criticar duramente el rol de la OEA, por “apoyar la interrupción del orden democrático” contra Evo Morales en Bolivia, Cafiero insistió en el argumento de la “no injerencia externa en asuntos internos” de los países miembros. “Es una postura invariable de nuestra política exterior”, dijo el canciller, aunque el propio Presidente felicitara al peruano Pedro Castillo o al norteamericano Joe Biden por sus sendos triunfos electorales, antes de que los resultados en ambos países estuvieran confirmados.

“Argentina cuestiona el desenlace del proceso electoral en Nicaragua, porque entiende que no hay democracia limpia con presos políticos ni proscripciones”, había anticipado esta mañana la portavoz Gabriela Cerrruti ante una pregunta de LA NACION, durante una conferencia de prensa en Casa Rosada.

“La Argentina denuncia la violación a los derechos humanos en Nicaragua, como lo ha hecho acompañando los informes de Michelle Bachelet en la ONU, la postura histórica de Argentina es la de acompañar y cooperar para que el pueblo nicaragüense pueda salir de la situación que está viviendo”, explicó, y agregó que, “a diferencia de muchos países que hacen declaraciones, los únicos dos países que retiraron a sus embajadores hace cuatro meses fueron Argentina y México”, en referencia a la decisión de llamar a consultas al embajador argentino en Managua, Daniel Capitanich, quien continúa en Chaco a la espera de instrucciones de la Cancillería. El llamado a consultas, reiteraron fuentes diplomáticas, es el paso previo a la ruptura de relaciones bilaterales.

Las relaciones entre la Argentina y Nicaragua comenzaron de manera armónica su vínculo bilateral durante el gobierno del Frente de Todos, hasta que algunas tibias críticas de la Casa Rosada hacia el régimen sandinista, a quien de todos modos no condenó en distintas votaciones, provocaron el enojo de Ortega. Resta saber si ahora la Argentina apoyará o no mañana viernes la moción para pedir nuevos comicios en Nicaragua, como proponen Canadá y Estados Unidos, quien incluso envió una ley a su propio parlamento que autoriza más sanciones económicas al país caribeño. “El texto aún no se conoce, pero creemos que hace falta diálogo, no piedras, para cambiar las políticas equivocadas”, anticipó una fuente diplomática argentina, dando por hecho que el país volverá, en conjunto con México, a abstenerse en esa votación.

“Tampoco es válido el recurso de las sanciones que terminan vulnerando la estabilidad y la convivencia pacifica de las sociedades. Muchas conducen a que se adopten posturas radicales que perjudican a las poblaciones vulnerables (…) la no intervención debe convivir con el diálogo”, dijo Cafiero, en un indicio claro de la estrategia argentina.

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