El exfutbolista, quien no estuvo presente en la lectura, estaba acusado de abusar a su hijada en al menos 5 oportunidades.
Finalmente, la Justicia argentina condenó a 14 años de cárcel por delito de abuso con acceso carnal agravado y corrupción de menores a Jonathan Fabbro contra su propia sobrina y ahijada.
El exfutbolista fue imputado de cinco ataques que ocurrieron durante cinco años, desde que la menor tenía seis hasta sus once años de edad, con tocamientos y eyaculaciones en la boca de la niña descriptos por la propia víctima.
Gastón Marano, abogado querellante que impulsó la causa, había pedido 24 años en un extenso alegato. En tanto, Gustavo Gerlero, el fiscal de juicio, había pedido 12 tras oponerse en diciembre pasado a que Fabbro sea excarcelado.
Fabbro, que se negó a estar en la sala al momento de la sentencia, llegó al juicio tras ser capturado por Interpol en un hotel de Cholula, México, donde jugó con su último equipo, el Lobos de Puebla. Su defensa apostó a encontrar contradicciones en los relatos de los testigos.
Desde el entorno de Fabbro históricamente apuntó a cuestionar el relato de la menor, cuyos padres declararon en la primera audiencia del juicio y dejaron la sala en llanto. La niña hasta pidió un bozal legal contra Anabel Fabbro, hermana del jugador, su madre Martha Zabala y Larissa Riquelme, su pareja, que le fue otorgado.
Tras el veredicto Yessica, la mamá de la menor reconoció que “no es felicidad, es tranquilidad para mi hija” y enfatizó: “La justicia argentina llega”. Respecto a la situación, contó que su hija está “muy triste” porque lo que podría pasar con Fabbro, de quien en la familia “lo amábamos”.