Alberto Fernández llegó a Alemania y se muestra decidido a dar la pelea interna: no está dispuesto a soportar un nuevo bloqueo del kirchnerismo a los planes de Martín Guzmán.
En medio de una interna que no cede, el presidenteAlberto Fernández advirtió en las últimas horas que desplazará a los funcionarios kirchneristas que no acompañen la suba de tarifas que promueve el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Desde Alemania, la segunda escala de su gira europea, el mandatario aseguró que la actualización en las boletas de energía “es una decisión política” y “quien no puede tomar esa decisión no puede seguir en el Gobierno”.
La advertencia del jefe de Estado hizo ruido en las reuniones íntimas que mantuvo con los funcionarios que lo acompañan en su recorrida por el viejo continente, en una semana que viene exponiendo aún más las diferencias entre las dos facciones del Gobierno.
El lunes, en un evidente giro discursivo de la Casa Rosada, Guzmán y Kulfas, los dos ministros más apuntados por el kirchnerismo, habían salido a defenderse de los embates K.
A Fernández no le preocupa el silencio qué hay en su relación con Cristina Kirchner. Silencio que ya lleva más de dos meses. Es parte de la nueva normalidad del Gobierno. Tampoco tiene previsto un encuentro con ella. Ni fecha, ni hora, ni lugar. No hay un té pautado para acercar posiciones mientras miran los jardines de la Quinta de Olivos.
“No me perturba”, suele decir sobre el tiempo que lleva sin dirigirse la palabra con su compañera de fórmula. Además, sabe con seguridad que las diferencias existentes, y el nivel de descomposición interna de la coalición, no se terminará porque se junte con Cristina un par de horas.
Fernández cree que la Vicepresidenta no cambió. No es otra. Es la misma de siempre en un contexto diferente donde hay cada vez menos coincidencias. Por eso, en algún punto, se pasó unos cuantos años cuestionando su último gobierno. Está donde está por ella. Pero para sobrevivir debe tener vocación de poder y no dejarse condicionar por las constantes críticas del kirchnerismo.
Esa decisión de gobernar sin condicionamientos lo llevó a decidir que si algún funcionario nacional, vinculado al recorrido que debe gestarse para que se concrete la suba de tarifas, se interpone con su decisión de aumentarlas, será removido del Gobierno. Sin titubeos. Y sin acuerdos previos con otros sectores de la coalición.
Quien debe firmar la reestructuración final de las tarifas es la titular del ENRE, Soledad Marin, una funcionaria ligada al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, integrante de La Cámpora y rival interno del ministro de Economía, Martín Guzmán.
Si el kirchnerismo pone trabas para que se concrete el aumento, la decisión de Fernández es avanzar rompiendo esas barreras. “Esto es una decisión política. Si alguien no puede tomar esa decisión política, no podrá seguir en el Gobierno”, le resaltó Fernández a su círculo de confianza.
Está convencido de que no se puede vivir con los niveles se subsidió qué hay ni con el déficit fiscal actual. La decisión está tomada. Las tarifas se van aumentar con el esquema dispuesto por Martín Guzmán. Cueste lo que cueste.