Fernández se aleja de Nicolás Maduro por la condena en la ONU y se acentúa la interna en el oficialismo

El Presidente defendió la postura del Gobierno en la ONU ante las críticas del kirchnerismo duro.


Por Jaime Rosemberg para La Nación.

No hay nada previsto. No tenemos nada para decirle», respondió el presidente Alberto Fernández cuando estrechos colaboradores lo consultaron, entre anoche y hoy, sobre una eventual comunicación con su par venezolano, Nicolás Maduro. La eventual comunicación había sido «anticipada» por el ex piquetero Luis D`Elía a través de las redes sociales.

Según afirman cerca suyo, el Presidente cree que no es necesario dar explicaciones al mandatario venezolano por el voto argentino en apoyo a la resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que condena las violaciones a los derechos humanos que se cometieron en Venezuela, recopiladas en el informe de la exmandataria chilena Michelle Bachelet. Una condena que derivó hoy en la renuncia de Alicia Castro -ex embajadora en Caracas- a su puesto aún pendiente como embajadora argentina en la Federación Rusa. La salida de Castro y la desmentida a D`Elía acentuaron las diferencias con el kirchnerismo duro con respecto al vínculo con Venezuela.

«Que puteé el que tenga que putear, no nos van a marcar la cancha ni Alicia Castro ni D`Elía», respondieron con énfasis cerca del jefe del Estado, que dictó hoy sus clases virtuales en la Facultad de Derecho y por la tarde encabezará un acto en la empresa Tandanor.

«Si ellos nos garantizan que con su política consiguen los votos en el FMI y otros organismos internacionales, vamos con su postura», ironizaron desde el albertismo, reafirmando la posición expresada por el embajador argentino en la ONU, Federico Villegas. «La Argentina está preocupada por la situación de derechos humanos y por la crisis política y humanitaria agravada por las sanciones y la pandemia de Covid 19. Entendemos que los derechos fundamentales de todos los venezolanos deben prevalecer sobre otras consideraciones», dijo en Ginebra el diplomático argentino para justificar su voto de condena.

Giro y diferencias

Ese voto representó un giro en relación a la postura del representante argentino ante la OEA, Carlos Raimundi, quien en línea con el kirchnerismo duro había hablado la semana pasada de una «visión sesgada» sobre la situación en Venezuela, y condenado el «asedio» de las grandes potencias como condicionante para la situación de los derechos humanos en Venezuela. Muertes violentas y torturas denunciadas por distintos organismos y el informe de la ex presidenta chilena, quien conversó con el Presidente sobre el tema el sábado y por espacio de una hora, según confirmaron fuentes oficiales.

En un sentido similar a Raimundi se expresó Castro en su extensa misiva de renuncia. «Nadie puede ignorar hoy que Venezuela está bajo asedio, sometido a un bloqueo criminal que priva al pueblo de medicinas, alimentos, insumos esenciales. Aportar a intensificar ese asedio es, por lo menos, irresponsable», escribió la exembajadora en Venezuela, cuyo pliego como embajadora en Rusia fue frenado por la propia Casa Rosada luego de sus críticas al canciller Felipe Solá, a quien cuestionó por calificar de «autoritario» el gobierno del sucesor de Hugo Chávez en el país caribeño.

Al igual que otros dirigentes cercanos a Cristina Kirchner, Castro dejó en evidencia las divergencias sobre el tema Venezuela en el Frente de Todos. «Sabemos que hay entre nosotros dirigentes que siempre estuvieron opuestos al socialismo venezolano – sin haber pisado nunca Venezuela- y hasta alguno que celebró la proclamación de (Juan) Guaidó», abundó Castro, horas después de que el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, reiterara que en Venezuela «hay una dictadura», una postura que comparten incluso miembros de la oposición de Juntos por el Cambio.

Cerca del Presidente aclaran que la posición argentina «coincide con lo que Alberto y todos dijimos en la campaña» que los llevó a la Casa Rosada. Y que con la vicepresidenta hay consenso previo en relación al régimen de Maduro. «Ella ya dijo que en Venezuela no había estado de derecho», recordaban desde un despacho clave y en tiro por elevación a quienes se quejaron por la postura argentina en la ONU.

«Hay que sostener una coalición de gobierno. Y los matrimonios ensamblados tienen estas dificultades», dijo con ironía ante LA NACION un miembro del gabinete que es cercano al Presidente. Mientras tanto, desde la Casa Rosada afirmaron que D´Elía ya había «bajado un cambio» y reiteraron que, al menos hoy, no habrá comunicación directa con Caracas.

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