«En la vida se me hubiese ocurrido matar a alguien», Thomsen rompió el silencio

El principal apuntado por los testigos como el líder del ataque y asesinato de Fernando, Máximo Thomsen, rompió el silencio y declaró: «Quería hoy, en este lugar dar la realidad de lo que pasó ese día, esa noche».


Máximo Thomsen decidió declarar y romper el silencio que mantuvieron los acusados durante estas dos semanas en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa. Fue luego de los testimonios de su madre, Rosalía Zarate, y de la madre de Blas Cinalli, María Paula.

La madre del rugbier más complicado contó que padece cáncer: «Me operé, hice rayos y quimioterapia, sigo en tratamiento. Lo único que hago es salir de mi casa para ir a ver a mi hijo a la cárcel e ir al médico. Así hace dos años. No puedo mas no puedo seguir sobrellevando todo esto. Es una pesadilla».

Luego de escuchar y ver a su madre quebrada, Thomsen pidió hablar ante los presentes en la sala de audiencias del Tribunal N°1 de Dolores. «Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me hubiese ocurrido matar a alguien. Escuché varias cosas sobre mí, varios años. No reconocía porque generaban tanto odio hacia mi persona, yo jamás en la vida tendría esa intención», manifestó.

Luego continuó: «Al otro día supe lo que había pasado. Cuando estábamos todos en el piso (la policía) nos dice: ‘¿Ustedes saben por qué están acá? Ustedes mataron un pibe’. Ahí me empezó a dar vueltas todo en la cabeza y me puse a vomitar, pero yo hasta el día siguiente no lo creía, mi cabeza no lo podía procesar porque yo no lo entendía».

Al ser consultado sobre donde se encontraba al iniciarse el brutal ataque a la víctima dijo: «Miré para el costado y vi un grupo grande de chicos como que se iban a enfrentar con mis amigos. Cuando llego a la ronda y, se abre, siento un golpe en la cara». Tras esa situación reaccionó y confesó: “no recuerdo a quien le pegué ni cómo. En el momento estaba como en shock con todo lo que había pasado antes y entré en esa situación”.

Por último, Thomsen reconoció que las zapatillas secuestradas con sangre de Fernando eran suyas, también se limitó a no contestar preguntas de la querella, y tampoco quiso señalar a alguno de los otros imputados ante las preguntas sobre las participaciones de cada uno de ellos.

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