Daniel Ortega, mandatario del país centroamericano, arremetió contra las autoridades religiosas al asegurar que son «asesinos y golpistas» a raíz del respaldo que le brindaron a la oposición y sus protestas años atrás.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cruzó a la Iglesia católica en una tensión entre las partes que se extiende hace tiempo por un supuesto golpe de estado fallido durante 2018 que fue apoyado por la institución religiosa. «Es una dictadura y una tiranía perfecta», apuntó Ortega.
Las acusaciones por parte del mandatario se dieron en el marco de una cadena nacional por el 43 aniversario de la Policía Nacional: «En la Iglesia católica todo es impuesto, es una dictadura perfecta, es una tiranía perfecta (…) ¿Quién elije a los curas, quién elige obispos, quién elige al papa, a los cardenales, cuántos votos, quién se los da? Si van a ser democráticos que empiecen a elegir con el voto de los católicos al Papa, a los cardenales, a los obispos», sostuvo.
Continuando con los embates hacia este sector, calificó de «asesinos» y «golpistas» a la obispos y sacerdotes en alusión a su postura de secundar las protestas opositoras en 2018, que habrían tenido como objetivo concretar un frustrado golpe de estado según Ortega.
En los relatos de estos acontecimientos, reveló: «Los manifestantes salían de las iglesias, no de todas, armados para lanzar los ataques contra los cuarteles de policía, y algunos curas llamando a la gente para que me metieran plomo».
Con el arresto del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, en agosto del 2022, las relaciones entre las partes quedó aún más complicada. Posterior a este hecho, se detuvieron también a cuatro sacerdotes más y dos seminaristas.
Sumado a esto, previamente la Policía de Nicaragua había tomado la determinación de prohibir procesiones religiosas, mientras que desde el Gobierno se ilegalizó la asociación de Misiones de la Caridad, creada por la santa Madre Teresa de Calcuta, lo que derivó en una salida del territorio nacional por parte de sus monjas.