El Pastorcito (Caputo) y los lobos (Wall Street)

Anuncio tras anuncio para intentar llegar al 26 de octubre.


Por Roberto Pico

Si el capital de un equipo económico es la credibilidad, no es justamente la virtud que estaría cultivando en las últimas semanas el team liderado por Luis Caputo.

No hay anuncios porque no hay nada para anunciar. Hace dos semanas que el gobierno de Javier Milei vive de sembrar expectativas. El supuesto “acuerdo” con Estados Unidos insumió una semana de reuniones en Washington y finalmente dejó más dudas que certezas.

“Más tarde”, “en los próximos días”, “en un rato”, “ahora el presidente a lo mejor adelanta algo”… son infinitas las frases que expresaron diferentes miembros del gobierno para ir alargando los plazos. Hay que llegar al 26 de octubre como sea.

No hay anuncios porque no hay nada que anunciar y porque lo que hay para anunciar sepultaría cualquier pretensión electoral.

Por decisión política, Donald Trump decidió jugar fuerte en favor de Milei. La instrumentación quedó a cargo del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien entendió el juego y se sumó a la estrategia de intentar contener la incertidumbre del mercado con declaraciones.

Pero no alcanzó. La semana pasada fue necesaria una acción concreta: “compra de pesos”. Ni siquiera esa poderosa señal pudo frenar el tsunami de pesos para comprar dólares que le arruinó la remera que decía “Con qué pesos” al secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y transformó en meme el acting en el programa de Fantino donde todos gritaban “el dólar flota”.

Tal es la desconfianza que el miércoles 15 fue necesaria una nueva intervención. Pero todo turbio, sin claridad. Nadie precisó cuántos dólares se vendieron, ni siquiera la impoluta Secretaría del Tesoro.

Bessent-Caputo hicieron las veces de “pastorcitos”. Auguraron catástrofes para quienes los desafíen. Los “lobos” de Wall Street (y las hormigas de La Paternal) no les creyeron el cuentito y siguieron “vendiéndoles los pesos”. Los dólares de Wall Street terminan en otros activos; los de La Paternal, en el colchón.

Los “lobos” esperan señales claras de cómo Argentina pagará su deuda, cuál es el programa para comprar reservas y garantizar el servicio de los abultados vencimientos del año próximo. Eso es lo que los hombres de negocios de verdad quieren saber, y no se achican ni ante los que fabrican los dólares. “Dame los billetes y después vemos.” Solo cambiarán de actitud cuando haya medidas concretas y claras.

Las “hormigas” de La Paternal esperan que el gobierno defina qué hará con el dólar en noviembre, porque de eso dependen el precio del jabón en polvo, de un kilo de carne, la nafta y las expensas. Este grupo no sabe “salir y entrar” (tradear) con bonos ni especular para llevarse alguna ganancia. Solo sabe sobrevivir en un país cuyos dirigentes los maltratan y subestiman.

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