La Casa Rosada empujó las definiciones al oficializar el dictamen del juez y asegura que tiene “conversaciones individuales” con los senadores; el kirchnerismo podría hacer valer sus votos en función de otros temas, como ficha limpia
Por Maia Jastreblansky para La Nación
El Gobierno y el Instituto Patria entraron en un frenesí por el pliego de Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema. Las espadas judiciales de Javier Milei confían en que el juez federal de Comodoro Py cosechó en el Senado las voluntades que necesita para ingresar al máximo tribunal. Pero ahora tienen que garantizar que esas opiniones favorables se conviertan efectivamente en votos. Cristina Kirchner, por su parte, está muy activa y aceleró en las últimas horas reuniones y conversaciones con su primer anillo de colaboradores para abordar esta agenda. Hacia afuera, la expresidenta todavía no muestra las cartas.
Es que, después de meses de tanteos subterráneos entre ambas terminales e intentos fallidos por alcanzar un acuerdo político, la situación de los dos pliegos que Milei envió al Congreso para completar la Corta Suprema (el de Lijo y el del catedrático Manuel García-Mansilla) llegaron al punto culmine. Queda solo una semana de sesiones extraordinarias. Si los candidatos del Poder Ejecutivo no consiguen acuerdo del Senado, en la Casa Rosada aseguran que los nombrarán en comisión vía decreto durante la última semana de febrero, que es la única de receso antes de que se inicie la actividad parlamentaria ordinaria.
Ayer, la Casa Rosada decidió empujar la agenda al oficializar el dictamen de mayoría que Lijo obtuvo en la Comisión de Acuerdos. Las firmas de nueve senadores estaban desde fines de noviembre, pero el oficialismo tenía retenido el despacho. Por un lado, se trató de un paso necesario para cumplir con el reglamento: si el Gobierno pretende que el pliego de Lijo se trate en la sesión que, probablemente, se va a hacer el próximo jueves 20 de febrero, el dictamen tenía que estar presentado siete días antes. Por el otro, esa orden de la Casa Rosada movió el avispero político para forzar definiciones en torno al tema.
Los negociadores de Milei para los temas judiciales aseguran que todavía no tienen cerrado un acuerdo con Unión por la Patria, que, como controla 34 bancas, es clave para conseguir los dos tercios de los presentes que necesitan los pliegos de los jueces en el Senado. “No tenemos un acuerdo con todo el PJ. No tenemos una respuesta grupal. Pero seguro lo quieren votar”, dijo a LA NACION un colaborador muy al tanto de las tratativas de las últimas horas.