Bill Gaede reconoció que durante esos años “jamás recibí plata del Gobierno cubano”. También trabajó para la CIA, el FBI, China y hasta con Irán.
Bill Gaede es un ingeniero argentino que durante muchos años fue un espía que trabajó para Cuba, la CIA, el FBI, China y hasta con Irán.
Gaede nació en Lanús, en un seno familiar con raíces rusas, polacas y alemanas pero que con apenas 6 años y por trabajo de su padre se mudaron a Estados Unidos. Allí por problemas de religió y diferentes ideologías, se volvieron a la Argentina donde este espía, desde los 15 años comenzó a frecuentar el mundo de la política y luego “me metí en el partido comunista”, reconoció en una charla mano a mano con Fernando Carnota en radio La Red en Carnota 910.
El argentino no tuvo formación previa como sí lo tienen los americanos, pero sus comienzos fueron en 1986, aunque reconoció que “juntaba información desde años antes” y a raíz de esta nueva etapa “tuve varios nombres”.
Ya con una familia en formación, junto a su esposa se mudan a Estados Unidos donde estudió electrónica y empieza a trabajar en la empresa de informática AMD en California. “Ahí se me ocurrió que la información de tecnología a la que tenía acceso podía ser útil para Cuba, no directamente para ellos, pero sí que la podían pasar a los rusos. Empiezo a juntar material y la llevo a la embajada de Cuba en Argentina, ahí no me dieron respuestas. Al año y medio me voy a la sección de interés cubanos en la embajada de Checoslovaquia en EEUU y ahí les interesa mi información”, relató.
Seis meses después del encuentro con el agente cubano le proponen viajar a México y desde la empresa para la que trabajaba lo trasladaron a Textas que estaba “pegada a la frontera mexicana” y ahí “podía cruzar sin problemas llevando información. Podía llevar cajas enteras porque los mexicanos no controlaban nada”.
Donde la tecnología no era tan cercanas como ahora, la comunicación era “mediante un papel hecho de arroz, que se podía comer, que me lo daban en la reunión previa, en ese papel figuraban direcciones, horarios y lugares alternativos para encontrarnos. Ese papel se desechaba en caso de problemas”. Así, estuvo desde 1981 hasta 1992 juntando y entregando información, pero en la que reconoció que “jamás recibí plata del gobierno cubano”.
Y la relación se rompió cuando finalmente viaja a Cuba por invitación de Fidel Castro. Es que en la isla “empiezo a ver la pobreza, muchos privilegios para los cercanos al poder. Había muchos problemas que me causaban malestar y los empezaba a criticar. Ellos se dan cuenta de eso y me usaron para infiltrar información en la CIA, un agente me convence que querían hacer la contra revolución en Cuba. Me voy con información para la CIA”.
“Llego a la CIA y asumo mis crímenes, no les importó y empezaron a usarme en una tarea de contraespionaje contra Cuba porque yo conocía a agentes cubanos. Ellos querían ver si podían ubicar agentes cubanos y conseguir información”, relató y reconoció que desde el FBI le pusieron doble línea en el teléfono para escuchar las conversaciones que llegaban desde Cuba.
Más allá de ser un espía, Geade debía trabajar y es por eso que el propio FBI lo recomienda para trabajar en INTEL, justo la competidora de AMD, donde había trabajado. “INTEL se da cuenta que en AMD me buscaban, ahí me piden que empiece a colaborar en una investigación interna porque ellos querían saber que le hice a AMD para que esa empresa me pudiese levantar cargos. Por otro lado el FBI me decía que no tenía que colaborar con
ellos”, contó y al negarse la empresa lo echa sin razón y el argentino decidió llevarse copias del chip del primer Pentium. “Copie esa información y me la llevo a Argentina, contacto a embajada de China y de Irán, les gustó la idea y empezamos a trabajar juntos”.
Una vez instalado en Argentina, el ingeniero que tenía “muchos cassettes con grabaciones de los agentes de FBI cuando me visitaban y grabaciones de audio” decidió enterrarlos y cuando estaba en Ezeiza “me agarra la policía”. Y luego terminó tres años presos en Arizona, Estados Unidos porque “los agentes del FBI me ubican y querían reunirse conmigo en México, ellos me dicen de ir ahí porque se había abierto un juicio en EEUU. Yo no hago caso, salteo México y en EEUU me arrestan”.
Tras años de trabajar como espía conoce como nadie la mecánica y consultado por los espías argentino, Geade sostuvo que “no sé si los espías argentinos son buenos, no los conozco mucho” pero sí destacó que “los cubanos son muy buenos, les tienen respeto”.