El entrenador se despidió con un triunfo ante Sarmiento en el Monumental y agradeció a jugadores, dirigentes e hinchas del «Millonario».
Martín Demichelis se despidió de River Plate tras la victoria por 1-0 ante Sarmiento de Junín, poniendo fin a su ciclo como entrenador del club. En un emotivo discurso, Demichelis repasó su trayectoria en el club, agradeció a jugadores, dirigentes e hinchas, y reflexionó sobre los desafíos y logros de su etapa como DT.
Demichelis asumió el cargo en noviembre de 2022, sucediendo al icónico Marcelo Gallardo. A pesar de conquistar tres títulos (Liga Profesional 2023, Trofeo de Campeones 2023 y Supercopa Argentina 2024), su gestión fue objeto de debate entre los aficionados.
En su despedida, Demichelis destacó la dificultad de la transición tras la era Gallardo y el arduo trabajo que realizó junto a su equipo. “Me desviví por River”, afirmó, reconociendo el impacto que tuvo en su vida personal y familiar.
El exjugador de Bayern Munich también hizo hincapié en el respeto y el diálogo que mantuvo con los jugadores y dirigentes, desmintiendo rumores sobre posibles conflictos internos. “El pibe (Enzo Pérez) encarecidamente que no le mientan a nadie”, expresó, refiriéndose a las versiones que circularon tras la derrota ante Godoy Cruz.
"Fui, soy y seré siempre un hincha de River. Fue un verdadero placer y estaré eternamente agradecido".
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— River Plate (@RiverPlate) July 29, 2024
Demichelis se mostró agradecido por la oportunidad de haber dirigido a River y por el apoyo recibido por parte de los hinchas. “Fue un verdadero honor”, concluyó, dejando la puerta abierta a un posible regreso en el futuro.
EL DISCURSO COMPLETO
“Manuel Pellegrini me decía exactamente lo mismo mis últimos años y después me tomé 6 años para inspeccionar, para descubrir, para debatir, para prepararme de verdad para lo que no me preparé. Y me quedó ese ítem pendiente para este tipo de despedidas como la que tuve que afrontar ayer con los jugadores.
No me preparé, honestamente, tampoco ningún monólogo. Quiero ser lo más genuino posible. Me prometí, o le prometí a mi mujer, que iba a sonreír y ser feliz, y hoy volví a ser feliz. Sepan que fui, soy y seré siempre un hincha de River. Es tan grande que está por encima de todos los nombres, y a pesar de las ganas y las fuerzas, porque estaba extremadamente convencido en los jugadores, que necesitamos solo un partido para hacernos mejores y para cambiar las energías, creo que lo mejor para todos es que cambien las energías, que haya una sinergia entre gente, cuerpo técnico y jugadores.
Fue un verdadero placer. Inmensamente agradecido, eternamente agradecido. Me tocó vivir la transición más grande y más difícil en la historia de esta institución, no solo por quien se fue, sino también por la transición de un grupo de jugadores que le había dado tantísima gloria a la institución. Me vine a hacer cargo con muchísimas ganas, con muchísima dedicación. Y a raíz de eso, del día que pisé Argentina, me fui convirtiendo en un mal marido, en un mal padre, hermano… Me desviví por River. Cometí errores, está claro, pero créanme que sentí esta vocación que amo fervorosamente, con un grandísimo sentido de pertenencia.
Porque me crié en casa River, terminé el secundario acá arriba, me dio la posibilidad de debutar, de crecer en el fútbol profesional, de irme a Europa, a Bayern Munich. Casualmente, desde ahí me volvieron a repatriar. Estoy eternamente agradecido para con cada uno de ustedes, con los jugadores a quien dirigí y que me hicieron tres veces campeón.
El profe Fly, o Pérez, allá por marzo, cuando le ganamos a Estudiantes, me dijo: ‘Sos el cuarto entrenador con quien comparto mi profesión, estuve seis años sumados a los tiempos con el Toro Gallego, como Manuel Pellegrini, y con Leo Estrada, pero en seis años gané tres títulos. Nosotros vamos por un año y tres meses y ya ganamos tres. Ojalá que lo sepas valorar, Martín’.
Está claro que por ser mi primera etapa fui aprendiendo con el andar. Pero me había preparado para esto. Después hemos jugado dos partidos muy buenos, torneos muy buenos, otros no tanto. Ahí, como siempre, el entrenador es el primer y el máximo responsable, y me hago cargo de esa situación de que en los últimos tres partidos, quitando el de hoy, hayamos sacado solo uno de 9, y sobre todo después del empate de Godoy Cruz, la forma, las formas del equipo no hayan representado el ADN de River Plate.
No me voy de River porque soy hincha, soy socio, porque quien me acompañó en esta máxima aventura, mi mujer, que es una guerrera de fierro, mis hijos, se hicieron aún muchísimo más fanáticos al verme de entrenador. Me había quedado una herida de no haber podido volver como jugador nacido de la casa y después profesional. Créanme que, con haber vuelto como entrenador y haber salido campeón, al ver la felicidad de la gente festejando, fui muy feliz.
Algunos que quizás no me conocen pueden llegar a pensar que voy a guardar rencor para con algunos. Cuando se termina un ciclo es fácil enojarse con cualquiera, con cualquiera de cada uno de los principales responsables que llevan adelante esta institución. Yo no me enojo, yo estaré eternamente agradecido a Jorge Brito, a Matías Patanian, a Nacho Villarroel, a Nacho Muy, a Eduardo Barrionuevo. A los dos mitos vivientes que tiene esta grandísima institución que son Enzo Francescoli y Leo Poncio, que jamás fueron irrespetuosos a la hora de decirme quién tiene que jugar, por qué no presionas así, por qué no inicias así, porque no juegas con este sistema o aquel otro.
Muchas gracias a todos ellos,me estaré olvidando seguramente de algunos. También a todos los empleados, a todos los jugadores que me tocó dirigir. Quiero resaltar también el nombre de Marcelo Escudero, que viene haciendo un grandísimo trabajo en la reserva. No es fácil ser entrenador del segundo equipo porque se tiene que estar adaptando pura y exclusivamente a las peticiones constantes diarias del primer entrenador, y estuvo siempre al pie del cañón.
Gracias River, gracias a todos los hinchas, a los que creyeron desde un principio, a los que creyeron menos, a los que dudaban, a los que apoyaron. Simplemente, gracias.
El pibe (Enzo Pérez) encarecidamente que no le mientan a nadie. Porque incluso en una de las últimas versiones, cuando perdimos con Godoy Cruz, que me paré en frente del grupo, terminé de hablar yo y el primero que levantó la mano para hablar fue el capitán. Siempre, como digo, un diálogo muy respetuoso en todos los sentidos. Hacia el Mundial 2010, cuando quedamos eliminados y estábamos dentro del vestuario, que no veía llorar tanto un grupo de jugadores como ayer cuando les comuniqué la noticia. Ese sentido de pertenencia para con todo y un respeto que no se puede truchar.
Gracias a River, a los que estuvieron acá presentes, a los que alentaron desde cualquier parte del mundo, porque me ha tocado estar 20 años afuera y sé que River es un monstruo mundial. Clasificamos primero en la fase de grupos, siendo el mejor de la general, pudiendo dejar la clasificación hasta la final para que River siempre sea de local, donde cuando acá hay mucha sinergia entre todos se facilitan las cosas para los jugadores. Tengo solo palabras de agradecimiento. Fue un verdadero honor. Ok, hasta la próxima, gracias.”