El candidato es el delfín del expresidente de Ricardo Martinelli, que está acusado de lavado y se encuentra refugiado en la embajada de Nicaragua.
El abogado y diplomático derechista José Raúl Mulino fue electo presidente de Panamá en las elecciones generales de este domingo 5 de mayo. Al cierre de la edición el sistema de Transmisión Extraoficial de Resultados (TER) había escrutado el 74.37 por ciento de los sufragios, y le otorgaba a Mulino un 34.25 por ciento de los votos emitidos válidos, a 9 puntos de distancia de los otros contendientes, en sintonía con lo que pronosticaban la mayoría de los sondeos.
Mulino es el heredero político del expresidente Ricardo Martinelli, quien originalmente encabezaba la fórmula del partido Realizando Metas, pero fue condenado a 10 años y medio de prisión por lavado de activos e inhabilitado para ejercer cargos públicos. Así fue como Mulino, antes candidato a vicepresidente, pasó a competir por la jefatura del país. Al presentarse con un binomio incompleto y al no haber sido electo por internas partidarias como lo estipula la ley electoral, un grupo de abogados interpuso una demanda de inconstitucionalidad en su contra.
Mulino, abogado y diplomático de 64 años que fue ministro de Gobierno y Justicia y de Seguridad Pública durante el mandato de Martinelli y canciller en la década de 1990, cosechaba el 33,19% de los votos, con el 23,63% de las mesas escrutadas. Le seguía con 23,93%, Ricardo Lombana, un abogado de 50 años que fue cónsul en Estados Unidos durante el gobierno de Martín Torrijos.
El ganador de los ocho aspirantes, que asumirá el 1 de julio para un período de cinco años, enfrentará una tarea de enormes proporciones para reparar las crecientes divisiones sociales y recuperar la fe de un electorado harto de la corrupción política.
Habría acudido a votar el 76% de los poco más de tres millones de panameños habilitados para hacerlo.
Mulino reemplazó al popular Martinelli (2009-2014) en la carrera presidencial después de que se le prohibiera postularse debido a una condena por lavado de dinero. Hasta entonces, era su candidato a vicepresidente.
Él ha prometido mantener fuera de la cárcel a Martinelli, quien ha desempeñado un papel clave en las elecciones desde el interior de la embajada de Nicaragua en Ciudad de Panamá. Managua le concedió asilo, aunque las autoridades panameñas le han impedido salir del país.
El candidato visitó a Martinelli en la embajada luego de emitir su voto. Antes de acudir a las urnas, había reiterado su promesa de liderar un gobierno «pro empresa privada» si gana la votación.
Por detrás de Mulino figuraba Ricardo Lombana, quien también tentó la presidencia un lustro atrás. Su hoja de ruta está enmarcada en la austeridad, una nueva constitución, diversas medidas anticorrupción, reformas a la seguridad social y control migratorio.
«Tengo la esperanza que mi candidato va a cambiar el futuro de este país tan sufrido», sostuvo Magali Rosas, una jubilada de 60 años, tras depositar su voto por Mulino en Ciudad de Panamá.
«La gente ha participado con mucho entusiasmo porque queremos cambios», agregó.
En el país centroamericano no existe segunda vuelta, por lo que el resultado del domingo será definitivo. No se prevé que ningún partido obtenga la mayoría en el Congreso. Además, se renovarán cientos de otros cargos públicos.
Minería y corrupción
Los diputados de diferentes grupos que respaldaron un controvertido contrato gubernamental con la minera canadiense First Quantum se han enfrentado a una reacción violenta que podría perjudicar sus aspiraciones de reelegirse.
Miles de panameños salieron a las calles el año pasado para protestar por el contrato de la mina Cobre Panamá, que según sus opositores carecía de garantías ambientales y estaba plagado de corrupción. La Corte Suprema dictaminó que el contrato era inconstitucional en noviembre.
El próximo gobierno tendrá que lidiar con un sistema de fondos de pensiones en problemas, altos niveles de deuda pública y la pérdida de ingresos por el cierre de la mina, que representaba alrededor del 5% del producto interno bruto (PIB).
La corrupción se ha convertido en un tema candente para los votantes. Los medios locales han informado recientemente sobre lucrativos préstamos estudiantiles y becas otorgadas a hijos de políticos y familias adineradas de alto perfil.
Después de que un récord de 520,000 migrantes cruzaron en 2023 la peligrosa jungla que conecta Panamá y Colombia, conocida como el Tapón del Darién, la migración también está en la mente de los votantes. Algunos candidatos han prometido abrir el paso terrestre, lo que podría aumentar el flujo migratorio, mientras otros quieren reforzar los controles o cerrarlo por completo.
La próxima administración también heredará los problemas que enfrenta el Canal de Panamá, cuyos ingresos cayeron después de que se vio obligado a cortar los cruces de barcos debido a una prolongada sequía.
(Escrito por Diego Oré; Editado por Raúl Cortés Fernández)