Los dirigentes que compartieron la cena con el jefe de jefe de Gobierno en Pinamar debieron aislarse y buscar entretenimientos para pasar el encierro.
Por Jaime Rosemberg para La Nación.
No hay mal que por bien no venga, dice el antiguo refrán. Y si no que lo digan los funcionarios porteños y dirigentes de Pro que compartieron la cena en Pinamar que antecedió al aislamiento de Horacio Rodríguez Larreta, contagiado de coronavirus durante sus vacaciones y aislado durante toda esta semana.
Aislados ellos mismos, según lo ordena el protocolo Covid, y a la vez atosigados por las constantes órdenes vía telefónica o WhatsApp del jefe de gobierno porteño (uno de sus funcionarios de confianza lo describió como un «león enjaulado» por la pandemia), el secretario general de Gobierno, Fernando Straface, y el subsecretario Lucas Delfino apelaron a la lectura como eficaz antídoto para el encierro.
Y no fueron los únicos: también Cristian Ritondo, el jefe de los diputados de Pro y anfitrión del colorido asado en la noche pinamarense, pasó varias horas poniéndose al día con libros que el vértigo de la Cámara baja obligaba a dejar de lado. Straface, por caso, cumplió con su rol de virtual «canciller» de Larreta y se devoró una autobiografía de Barack Obama que cuenta el primer mandato del presidente norteamericano en la Casa Blanca, y donde la palabra Argentina no aparece ni una sola vez.
El joven Delfino, para no ser menos, combinó un libro sobre historia económica de Roy Hora con el ensayo Una cierta idea del mundo, del italiano Alessandro Baricco. Y Ritondo, desde su casa en Pinamar, también intentó vencer el hastío obligado y se animó con El siglo de populismo, de Pierre Rosanvallon.
El único político presente allí que se salvó de la cuarentena fue Martín Yeza, el intendente de Pinamar, que ya tuvo coronavirus y por lo tanto no debió aislarse, aunque en la semana debió afrontar una tromba marina que afectó a esa ciudad. Hubo, además, varios que pudieron contarla: el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, y la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal fueron dos de los que declinaron el convite, por distintas razones y a pesar de estar cerca del escenario en cuestión, y lograron seguir con sus actividades.
Wado de Pedro, el «canciller» de Máximo Kirchner en su pelea por el PJ
En el refugio político que construyó en el municipio de Esteban Echeverría, Fernando Gray resiste los embates del operativo clamor para que deje su lugar a Máximo Kirchner como próximo presidente del PJ bonaerense. «No se puede poner a la gente a dedo, el partido tiene 70 años, hay que cumplir los estatutos», dice a quien quiera escucharlo el intendente, que por el sistema de enroques debe reemplazar en la presidencia del partido a su par de Merlo, Gustavo Menéndez, el actual titular.
Sigiloso, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, es el que intenta, por el momento sin éxito, despejar el camino para que el hijo de Néstor y Cristina Kirchner sea elegido «por aclamación» nuevo titular partidario, sin pasar por el farragoso juego de discusiones e intereses que supone cada renovación de autoridades en el justicialismo.
«Wado y Gray acordaron no pelearse por los medios mientras siguen charlando», cuenta un intendente que cree que Gray debería «correrse» porque «hay un acuerdo entre la jefa (Cristina Kirchner) y Alberto (Fernández), y los acuerdos se acatan». Gray, de todos modos, da señales de resistencia, como su foto con el eslogan «me planto» en su plan de forestación.
Los kelpers se enojaron con Gran Bretaña y el Gobierno festeja
Nadie cree que correrán a pedir la soberanía argentina ni que renuncien a su proclamada «independencia». Pero en el gobierno de Alberto Fernández festejaron ayer distintos artículos aparecidos en diarios de las islas Malvinas en los que distintos referentes kelpers acusaban a Gran Bretaña de «dejarlos solos», al haber sido excluidos del acuerdo de ese país con la Unión Europea.
«Es la primera vez que los kelpers se quejan de los ingleses. Directa o indirectamente, esto nos acerca a ellos», se alegraron cerca del canciller Felipe Solá y el diputado Daniel Filmus, encargados del reclamo de soberanía en los foros internacionales y deseosos de tener algún contacto estable con los pobladores de las islas, hoy enojados por ejemplo por la caída del acuerdo por el que buques españoles se aprovisionaban de calamares sin pagar impuestos.
«Estamos frustrados y en desacuerdo», escribió la referente local Lisa Watson, en uno de los textos que más interés despertaron en la Cancillería y la Casa Rosada, y que incluyó críticas al gobierno de Boris Johnson, promotor del acuerdo con la UE. Habrá ositos Winnie Pooh como durante el menemismo? Desde el Gobierno lo rechazan y miran la escena con expectativa