El atentado a la Rural, la bronca de Milei con la UIA y las tres exigencias del FMI

El Fondo insiste: pide unificación cambiaria, liberación total del cepo y eliminación absoluta del impuesto País.


Por Marcelo Bonelli para Clarín

Fue un balde de agua helada. Javier Milei los trató con frialdad y después los acusó de ladrones. Ocurrió en la propia UIA: “Para proteger a la industria se le robó al campo”. Fue un Exocet contra los hombres de negocios. Después buscó entre el público la complicidad de Nicolás Pino. Milei lo cruzó con una mirada cómplice y dijo: “¿Me escuchaste, no?”.
Ayer, el serio atentado contra la Sociedad Rural conmovió a todo el movimiento empresario. Un hecho grave y lamentable y que la sociedad democrática no puede admitir. Pino tuvo el inmediato apoyo del Grupo de los 6: “repudiamos el atentado sufrido por autoridades de la Rural”. Patricia Bullrich actuó y se pusieron en alerta las medidas seguridad. Adelmo Gabbi, de la Bolsa, dijo: “esto es inadmisible”. Ayer hubo reuniones en todo el movimiento empresario. Están en alerta.
El lunes, la cúpula de la UIA quedó embroncada con Milei. Enfurecida por el desplante de “Javo”. Daniel Funes de Rioja –diplomático nato– no sabía cómo superar el momento: puso su mejor cara, tragó saliva y siguió como si nada pasara.
Milei tuvo pocos aplausos. Solo -e insólito- un puñado de industriales libertarios festejaron sus ocurrencias contra la UIA. El resto estaba helado. Molestos. Al terminar, les saltó la térmica. “Isidorito” – así le dicen a Funes – admitió: “nadie esperaba esa frase”. Y contragolpeó: “las retenciones al campo le dan de comer al Estado, no a la industria”. Martín Rapallini –¿futuro presidente?– fue cauto: “la situación no fue feliz”.
Otros tenían menos compostura. Estaban desatados. Tenían la lengua filosa: “Milei nos metió el dedo en el culo”. “Javo” se fue eufórico de la UIA: expresó –en definitiva– lo que cree: que Argentina, para crecer, debe volver al modelo de la Generación del ‘80. Se trata de un esquema de hace -casi- dos siglos. Otra Argentina. Otro mundo, que ya no existe. Hoy, ya no hay nadie que plantee la falsa dicotomía -que retrasa- campo-industria.
La bronca fabril obedece a otra cosa. La UIA sostiene que apoyó a Milei con su sonoro silencio en medio de la depresión productiva. Para la UIA, el silencio fue salud. Pero la cauta posición política no alcanzó. Javo los destrozó con su artero ataque. La estocada de Milei, en verdad fue un emergente: en privado y en Olivos incuba bronca contra muchos hombres de negocios. Milei los incorporó a su lista de indeseables y protesta: “adoran el Estado prebendario”.
En Olivos acusan y dicen que los empresarios no se la juegan por el proyecto de Javo. Lo traducen así: “nadie pone la tarasca”. Esa monserga nació en Economía. Toto Caputo los maldice: “son ingratos”.
Toto tiene una extensa nómina de reproches. Pero básicamente acusa a los empresarios de no bajar los precios y de sostener costos ficticios y altos. Caputo está molesto porque fogonean el atraso cambiario. Y también ponen dudas sobre las alicaídas reservas. En la lista están las firmas alimenticias de COPAL, la UIA y las poderosas cerealeras.
Toto lo blanqueó con un capo fabril. Esta semana le envió un chat felicitándolo por una inversión : “Ustedes apuestan de verdad”. Y después gruñó: “estamos viendo a muchos que salen en la foto y no hacen nada”. Toto los califica de “ingratos” y compara la apatía local con la euforia internacional. Caputo se embarcó en el insólito proyecto del “canal de streaming” para explicar sus éxitos. Ayer, emitió un larguísimo tuit (X) con sus supuestos logros.
Se siente incomprendido. Milei lo expresa directo: “les molesta que yo sea una de las dos figuras mas relevantes del mundo”. Las ideas de Milei -es verdad- entusiasman en el exterior. Elon Musk las aplaude, pero en ocho meses no metió la mano en su bolsillo.
Los “lobos” de Wall Street festejan, pero tampoco pusieron un billete. Encima quieren cobrar el 18% para otorgar un auxilio al BCRA. En Manhattan continúan las dudas. Los “lobos” quieren saber sobre la consistencia del modelo y la fortaleza política de Milei. Interrogan sobre
“El Jefe” Karina y “el mago” Santiago.
También aparece la cuestión de la Corte Suprema. El anticipo de Clarín de que Milei negociaba en secreto con Cristina sacudió a la política.
Al final, la propuesta de Cristina para ampliar la Corte tuvo poca nafta. La negociación abortó apenas se conocieron los estrechos contactos de sus emisarios Wado de Pedro y Santiago Caputo.
La cuestión abrió una interna en el kirchnerismo. Wado –aunque lo desmintió– aspiraba a un lugar en un hipotético loteo del máximo tribunal ampliado. Pero todo terminó en una insólita trifulca: una pelea para ver qué sector del kirchnerismo tiene más funcionarios con Milei. Ocupan cerca del 60% de cargos.
La información de anoche confirma que la eventual ampliación de la Corte está ahora caída. Caputo comunicó a Wado que el Gobierno volvió a su propuesta inicial: nombrar solo a dos jueces.
Mauricio Macri está que arde con la cuestión. El ex presidente duda que Milei le cumpla los compromisos del “pacto de la milanesa”. Macri le dijo a sus íntimos que le impuso un plazo a Milei: esperaría un mes para ver los resultados del compromiso. Mauricio se enfureció cuando se enteró de que Patricia Bullrich fue incorporada a la “mesa chica” de Casa Rosada. La odia: “es una traidora”. Pato contragolpea: “cuidado con Mauri, es un cagador”.
Macri está ansioso con una reunión que acordó con Milei: una cumbre entre Toto y Guillermo Dietrich. Su proyecto es que Dietrich se incorpore al equipo económico, coordinando transporte y obras públicas.
Milei irá a Wall Street y explicará estos temas a los inversores de Manhattan. Será cuando viaje a la ONU. Los poderosos bancos de inversión están influenciados por los contaminantes informes del FMI. Milei declaró a Rodrigo Valdés enemigo público de Argentina.
La pelea está el rojo vivo y se recalentó en las últimas semanas. Los burócratas de Washington le reclaman tres medidas concretas a “Toto”. En sus “papers” secretos detallan las exigencias para negociar un futuro acuerdo. Van al hueso y exigen mucho: primero piden unificación cambiaria, que implica una devaluación del 30%.
También, liberación inmediata y total del cepo y la eliminación absoluta del impuesto País. Milei sostiene que Valdés forma parte de un complot. Y dice que hay economistas locales que forman parte de la conspiración: “son liber-tarados”.
Milei insiste –y no sin razón– que aplicar las exigencias del FMI haría explotar la economía. Así lo dice: “Estos quieren una híper y que vuelva Cristina”. El problema son la falta de divisas. Caputo logró tranquilizar el dólar, pero a costa de reservas. Ayer siguieron bajando.
En la actualidad, las reservas netas son negativas en U$S5.000 millones. A fin de año serían negativas en U$S9.200 millones.
Por eso se “opera” con el oro. Esta semana Santiago Bausili confirmó un anticipo de Clarín: una parte de las reservas de oro fue trasladada a Londres. Sacaron un total de U$S2.500 millones y esos lingotes serían la garantía para obtener un crédito internacional para el BCRA.
La cuestión va a estar en la exposición de Javier Milei en el Congreso: el nuevo Presupuesto incluye otro fuertísimo ajuste para el 2025. La presencia de Milei va a ser para alquilar balcones. Muchos dicen que busca confrontar y alimentar la llama anti-casta que esta languideciendo. Ayer lo adelantó: “los diputados son todos ratas”.

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